Marko Cortés es candidato porque el PAN, asienta Gómez Morín, sigue siendo el partido donde las cúpulas mandan.
El PAN hoy está "desdibujado, desfigurado" y con un "golpe" muy fuerte después de las elecciones del 1 de julio, puntualiza Gómez Morín, quien plantea que el partido debe volver a sus principios, reconstruirse como la opción ideológica que fue.
Ricardo Anaya perdió la Presidencia de la República porque el PAN se alejó de su esencia, tanto que incluso se dio la alianza con el PRD y MC.
Y ante esto enfatiza que: eso debe acabar, se debe regresar a los ideales del partido.
Gómez Morín estuvo en Veracruz y Xalapa éste martes 26 de septiembre, en busca de las firmas que necesita para registrar su planilla y competir por la dirigencia nacional de ese partido.
Aquí estuvo acompañado por uno de los dos aspirantes AntiYunes que ya surgieron, con toda esa carga: Agustín Andrade Murga.
El otro es Víctor Serralde, aunque todavía dice que lo está pensando (https://goo.gl/bgEzZe).
Tanto Agustín Andrade como Víctor Serralde le negaron a Joaquín Guzmán, uno de los aspirantes a la dirigencia estatal del PAN, que sea un candidato de oposición a Miguel Ángel Yunes, porque sique ocupando la Secretaría de Desarrollo Agropecuario en el gobierno de Miguel Ángel y porque nada ha dicho que parezca que hoy es oposición a Yunes Linares.
Y de Pepe Mancha, el actual dirigente estatal del PAN, ni duda existe que es parte del proyecto de Miguel Ángel por continuar con el control en ese partido.
Agustín Jaime Andrade Murga, el aspirante a la dirigencia estatal del PAN, plantea que “algunas familias” han secuestrado al partido en favor de sus intereses y esto no corresponde a los principios de los fundadores.
“Los órganos del partido fueron secuestrados por familias, llámese Yunes, llámese Rementería, llámese Guzmán, como se llame y de alguna manera llámese Mancha”.
Los aspirantes a la dirigencia estatal del PAN deben cubrir una primera etapa: la recolección de un mínimo de 2,342 firmas de militantes del PAN en el estado, con derecho a voto, para el registro de las planillas, de acuerdo con lo anotado en la convocatoria para la renovación de la dirigencia estatal.
El PAN tiene en Veracruz un padrón de 23 mil 276 militantes, los cuales son los que tendrán derecho a votar para elegir la dirigencia nacional y estatal de su partido el 11 de noviembre, mediante voto secreto depositado personalmente en urnas.
De entrada Joaquín Guzmán tiene una notable ventaja, porque en Tantoyuca, su zona de cacicazgo, impulsó que haya 4 mil 010 militantes, el mayor padrón municipal del estado.
Tiene casi el 20% del padrón estatal.
¿Cómo es posible que haya más militantes panistas en esa zona que en las grandes ciudades del estado?.
El corporativismo que antes tanto rechazo el PAN, es lo que priva en las huestes azules de Tantoyuca, donde el cacique es Joaquín Guzmán Aviles.
En Veracruz, la ciudad más grande del estado, sólo hay 1 mil 507 militantes y en Boca del Río, 1 mil 304.
En el feudo de los Yunes azules hay 2 mil 811 militantes. Y no todos están con ellos.
¿Porqué a Guzmán Avilés le permitieron llegar a esa cantidad de militantes?.
Xalapa, la capital del estado, también tiene un número bajo: 1 mil 286.
Luego sigue Tlalixcoyan, con 564, lo cual también es un número alto, porque Coatzacoalcos (que es una ciudad grande) tiene 466 y Orizaba (otra ciudad) 419.
Guzmán Avilés lleva como segundo al diputado local electo y exdirigente estatal, Enrique Cambranis Torres.
Pepe Mancha como propuesta para la secretaría general del comité estatal lleva al diputado federal, Carlos Valenzuela González –quien ocupa esa posición y busca reelegirse, igual que Pepe Mancha-.
En su contra tiene la divulgación de que es contratista del gobierno del estado con cinco empresas y que ha recibido más de 70 millones de pesos en obras concesionadas.
Pepe Mancha finca completamente su fortaleza en los Yunes azules; confía en que puedan tener controlados los votos de Veracruz y su zona conurbada, igual que los de Xalapa y la región.
Agustín Andrade Murga y Víctor Serralde tienen que navegar contra estas “familias” (como las llamó Agustín Andrade) y ambos van por el mismo tipo de voto: el de los AntiYunes, que esperan hoy sea un número alto entre los militantes panistas, descontentos por el mal gobierno desarrollado y por su intento de construcción de monarquía.
Víctor Serralde desde su posición afirma: “No creo en caudillos, ni mucho menos en dinastías; por lo que los nombres y los apellidos me resultan insignificantes en relación con las causas y las ideas. Lo que algunos no entienden es que en el PAN en Veracruz y en general en todo el país, no necesitamos un ‘mesías’ que venga con la varita mágica del cambio y el discurso de la tierra prometida, sino a militantes que asuman una agenda claramente definida de ajuste, de mejoramiento, de cambio y a la que se comprometan.”
El PAN, en la renovación de la dirigencia se juega más que el control estatal, se juega su propia identidad, porque los “candidatos oficiales” son los que promovieron la alianza con otros partidos, que tan mal les resultó y los que desdeñaron mantener las posiciones centrales de éste partido.
Se juega también su capacidad de regenerarse y volver a ser opción electoral.
Por eso Manuel Gómez Morín apunta: Para que el PAN se recupere de la derrota del 2018, debe volver a la militancia, porque o aprendió la lección repitió un pragmatismo traducido en su alianza con el PRD, en la búsqueda del poder por el poder, que alejó a sus bases”. |