El sistema que tiene pocos días de vida sigue con prácticas habituales.
Gobernadores que como Javier Duarte, se burló de los veracruzanos, de las autoridades y de todos los mexicanos. Aparece con una sonrisa desde el momento de su captura que ni siquiera la cárcel ha borrado.
Ahora, ante una sentencia de nueve años, simplemente enardece partidos políticos y población en general.
Porque no hubo un sector de la población que no estuviera fuera de los latrocinios de Duarte de Ochoa. Desde los jubilados, a quienes les fue prácticamente robada su pensión, a grado tal que el Instituto de Pensiones del Estado de Veracruz está quebrado sin posibilidad de salir de una crisis financiera sin precedente.
Duarte y sus cómplices se burlan de todos con los bolsillos llenos de dinero que no les pertenece, así fue muy fácil negociar con la PGR que se realizara en forma abreviado el juicio contra el ex gobernador. La PGR tenía la orden de aceptar cualquier coartada que interpusiera la defensa para darle a Duarte de Ochoa una sentencia que ofende y es interpretada como una agresión a la inteligencia de los mexicanos.
Porque no es un hecho aislado la corrupción sino parte de un sistema que permite una gran posibilidad e impunidad a través de diferentes salidas hacia la libertad, en lugar de estar en la cárcel.
Porque Duarte no hubiera podido colocar en los sitios de impunidad a sus cómplices sin la ayuda de todo un sistema que está al servicio de los delincuentes.
Adolfo Mota Hernández, Edgar Spinoso Carrera, Nohemí Guzmán Lagunes, Antonio Tarek Abdalá, Alberto Silva Ramos, Vicente Benítez González, que pasaron de la administración de Duarte a sus curules, representando a la impunidad, porque no tenían más representantes en las cámaras que el delito. Es así como el sistema se reproducía así mismo rápidamente mostrando poderío, al mismo tiempo que se ampliaba la red de corrupción.
Si el sistema político mexicano no contara con una estructura donde la impunidad pudiera desarrollarse ampliamente, la justicia hubiera podido actuar con legalidad. No sucedió así en este sexenio, ni fue diferente en los anteriores, de ahí que la corrupción, a pesar de que su combate fue tema de caña de Peña Nieto, lejos de erradicarse se fortaleció.
En Veracruz no fue Duarte el gobernador que haya inventado la corrupción, tuvo sus antecesores que no por robarse menos dejan de ser ladrones.
Hubo trabajadores petroleros a los que se les regateó la jubilación, se le robó el patrimonio y no hay ley que pueda resarcir el daño, simplemente queda en el olvido y las víctimas de siempre continúan, como siempre, indefensas.
El caso del ex tesorero de Javier Duarte, Antonio Tarek Abdalá Saad, es un ejemplo de impunidad, porque a pesar de que confesó ante la PGR que a lo largo de esa administración se desviaron recursos públicos a compañías fantasma, y que en la mayoría de las ocasiones quien decidía el destino del dinero era la esposa del gobernador, Karime Macías, no hay acción penal ni revisión del estatus de la esposa de Duarte, como si tuviera una negociación de por medio, donde se garantiza la impunidad de una de sus cómplices más cercanas: su esposa.
La lista de los casos abiertos y olvidados es interminable, porque hasta ahora no se sabe, por ejemplo, que haya habido un castigo por lo menos administrativo contra quienes mataron estudiantes el 2 de octubre de 1968 en Tlatelolco. Al contrario, el sistema persiste hasta el último aliento en sus prácticas de desvirtuar los movimientos sociales y sigue infiltrando porros en las marchas conmemorativas, tratando de confundir a la opinión pública sobre la existencia artificial de conductas violentas, que insisten en hacer propias de quienes protestan contra el gobierno.
Este 2 de octubre se les pagó a unos hombres y mujeres para que con los rostros cubiertos saquearan tiendas y rompieran aparadores, haciendo creer que eran manifestantes que conmemoraban la matanza de estudiantes.
De esta manera, el gobierno divide a los comerciantes de los jóvenes, porque los primeros consideran que los estudiantes son un peligro para su ejercicio del comercio, y los estudiantes ven cómo ante la ingenuidad y falta de información, gremios enteros se declaran públicamente enemigos de las marchas, de los plantones y de la juventud, porque el poder mismo les hace creer que son violentos.
Esta es una manera de fortalecer la impunidad y de expandir la corrupción. La mentira y el miedo han sido dos constantes en la forma de ejercer el poder de un sistema que se debilita, pero no por ello le queda poco tiempo de vida, está tan arraigado que será muy difícil erradicarlo pronto. PEGA Y CORRE.- Cómo podrá castigarse a Javier Duarte por daños colaterales que produjo su administración, como es el caso de la sensible reducción del presupuesto destinado a la vivienda popular de la entidad. La necesidad de vivienda crece en la entidad y el presupuesto para este rubro se redujo 20 por ciento, dejando a muchos veracruzanos sin la oportunidad de tener una casa, que es derecho de todo habitante del país. Pero la impunidad sigue viva hasta el último suspiro de esta administración … Esta columna se publica los lunes, miércoles y viernes.
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