En Veracruz tras el pasado proceso electoral y los lastimosos 12 años de los últimos dos exgobernadores priistas -Herrera y Duarte- la realidad es que al PRI lo dejaron destrozado.
Una serie de vicios y malas practicas convirtieron al priismo en una simulación de lo que en antaño fue.
A penas la tarde de este 29 de octubre el Consejo General del Organismo Público Local Electoral de Veracruz (OPLE) entregó las constancias de mayoría a quienes fueron designados diputados por la vía de la representación proporcional (plurinominales), confirmando la escasa presencia del otrora poderoso partido hegemónico en la siguiente Legislatura.
De esta manera el PRI por primera vez en su historia habrá de contar con solo tres legisladores en el Congreso de Veracruz de un total de 50 diputados.
En suerte o en negociación como quiera usted llamarle, el merito de encabezar a los priistas los tendrán Juan Carlos Molina Palacios -líder de la CNC-, Erika Ayala Ríos -líder de la CNOP y dirigente estatal de los Trabajadores del COBAEV- y Jorge Moreno Salinas -compadre del diputado federal Héctor Yunes Landa-.
Hasta ahí las cosas realmente no muestran mayor contraste, pero cuando revisamos el costo político que debió pagar el PRI por llevar a estos personajes a una curul, la pregunta de ¿Quién traicionó más al PRI? Sigue más latente que nunca.
En la realidad, los dos primeros designados cuentan con los méritos suficientes para llegar a esas posiciones, pues al menos en los últimos 18 años han mantenido fuerte presencia en el partido, así como en la actividad política estatal.
La pregunta salta sobre quien llega por recomendación de su siempre fiel compadre, Jorge Moreno Salinas, ex secretario de Seguridad Pública en los estertores del gobierno de Miguel Alemán Velasco, también por recomendación de su siempre agradecido compadre Héctor Yunes.
La realidad es que el costo que hoy paga el PRI ante los desastrosos resultados electorales del pasado proceso electoral, son más bien el compendió de traiciones por demás desmedidas de un grupo que pretendió hacerse del control del partido cooptando todo espacio, todo resquicio dentro del ente político.
Sino es así que se le pregunte a la cauda de trabajadores que por más de dos décadas laboraron y laboran en el partido -hoy desierto- que sufren en el pago de sus salarios las vejaciones producidas por el agandalle del Héctorismo.
El paso bloqueado de la dirigencia de Renato Alarcón Guevara, la asfixia que orilló a Américo Zúñiga a ceñirse a una realidad limitada, son el claro ejemplo de que el PRI en el papel pago las consecuencias de la voracidad política de Yunes Landa y compañía.
Saber hoy que una posición que en suerte tocará al Movimiento Antorchista por su respaldo al partido y su trabajo por los más necesitados se vea en ciernes por el capricho y voluntad de este personaje al imponer a Moreno Salinas abre la puerta al cisma que provocará el posible rompimiento del Movimiento fundado por Aquiles Córdova Morán en Veracruz.
Peor aun saber que el otro capricho de Yunes Landa al imponer en ese reparto de espacios y posiciones a su propia hija Andrea Yunes Yunes como abanderada de quien fuera su aliado en los últimos procesos electorales el PVEM, este por cerrar una negociación para convertirse en legisladora de Morena es el colmó en esta suma de traiciones al priismo veracruzano.
De consumarse este acuerdo, la versión de que el mismo Yunes Landa mantuvo negociaciones y apoyo a la campaña de Cuitláhuac García Jiménez lo colocarían en la antesala de la expulsión misma del partido.
Las preguntas sobre el exsenador priista están ahí ¿a qué jugaba Héctor Yunes?, ¿en verdad pensó que en Morena le respetarían algún acuerdo? Cuando apenas unas horas atrás tuiteaba en su cuenta personal severas criticas por la determinación de cancelar el megaproyecto de construcción del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México.
La pregunta sigue ahí ¿Quién traicionó más al PRI?
Seguramente usted amable lector tiene más clara cuál es la respuesta.
Al tiempo.
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