Pobre Veracruz, ubicado como entidad de alta incidencia delictiva, con homicidios crecientes, de 1,293 en 2016, a 1,555 en 2017 y un 2018 en aumento. Más de 4 homicidios diarios.
La percepción porcentual, de la población mayor de 18 años, de los 10 principales problemas, según la ENVIPE-2018I de INEGI, para 2017, es de:
1.-Inseguridad (61%)
2.-Desempleo (45)
3.-Aumento de precios (41)
4.-Pobreza (35)
5.-Salud (30)
6.-Corrupción (25) 7.-Educación (18) 8.-Falta de castigo a delincuentes (16) 9.-Escasez de agua (11) y 10.-Narcotráfico (11)
Con 1, 036,373 delitos estimados para el mismo año. Cuyo costo total, tan solo a consecuencia de la inseguridad y el delito en hogares, representó más de 10 196 millones de pesos; y por medidas preventivas de tipo ciudadano y social, estimado en cuando menos 4,616 millones. Eso sin contabilizar las decenas de miles de millones de pesos, producto del impune y enorme saqueo, de las finanzas gubernamentales, detectado y denunciado pero, en gran parte, no castigado, ni recuperado y mucho menos reintegrado al patrimonio público.
Sobresale, que en 2017, solo se denunció el 11.6% de los delitos, de los que solo se inició averiguación o carpeta de investigación al 68.8%. O sea, no se atiende ni el 4% de ese gran total.
¿Cuál Estado de Derecho?
¿De que sirvió el inaplicado y costoso Plan Veracruzano de Desarrollo? ¿Cuáles son los resultados incluidos en desinformes de gobierno?
Veracruz atrapado también, en recesión o estancamiento económico, falta de empleo, crecimiento de hambre y pobreza, confirma pérdidas y fracasos, daños y retrocesos, limitaciones y sacrificios.
En el reino de la continuidad de la impunidad, han prevalecido autoritarismo y discrecionalidad, así como ineficiencia, mediocridad y corrupción.
La opacidad rampante, ha permitido a gobernantes y funcionarios, la evasión de responsabilidades básicas. Desinforman o mal informan; no rinden cuentas y simulan, entretienen y distorsionan; la cara y burocratizada fiscalización, convertida en el negocio encubridor; y no hay verdadera y efectiva participación y evaluación social, se inventan “comités patitos”, “ciudadanos carnales” y fantasías oficiales.
Veracruz, sinónimo de alegría y prosperidad, de estabilidad y paz social, hoy padece inseguridad y violencia imposibles de ocultar.
La real realidad se hace presente y exige atención inmediata. Imposible e injusto ignorar lo millones y millones de personas enfrentan y padecen, día a día.
De ahí que, uno de esos aspectos importantes y urgentes, se ha identificado y confirmado, anunciándose que “en su primer acto oficial como Presidente, Andrés Manuel López Obrador respaldará la declaratoria de crisis humanitaria, que el próximo gobierno de Veracruz hará para el estado, debido a la inseguridad y al desfalco al erario que ha padecido en las últimas administraciones...” (Milenio.101118)
Tema central, que el ahora gobernador electo, aborda y reitera como prioritario, tanto en campaña, como después del triunfo electoral.
“Tras rendir protesta como gobernador, el próximo 1 de diciembre, Cuitláhuac García hará el anuncio, en el cual también pedirá a diversos organismos internacionales, principalmente a la ONU, ayuda humanitaria…” (ibid)
Por ahora, el simple anuncio ha levantado expectativas positivas a los miles de afectados y a la población en general, pues es sin duda, un tema prioritario y de interés social. Habrá que conocer objetivos y medios, acciones y características, de las estrategias correspondientes.
IMPRESCINDIBLE FORTALECER ESTADO DE DERECHO.
Ignorar lo padecido, menospreciar lo vivido, o tergiversar las ancestrales enseñanzas tiene su precio, tanto para gobernantes como para gobernados.
Determinante para toda sociedad democrática, fortalecer el Estado de Derecho; hacer eficiente y oportuno, todo ámbito de gobierno y sus instituciones; mejorar administración y finanzas públicas; y, propiciar e incorporar la participación y evaluación ciudadana y social.
En su aspecto más amplio, hay que empezar por hacer valer y respetar reglas, valores y principios; y, en particular, cumplir y hacer cumplir la ley, por y para todos. Sin fingir, encubrir o aparentar.
Todo esto es requisito insustituible, condición “sine qua non”, ya que cuando se pasan los límites, el sistema falla.
Si cede la ley y se excluye la justicia, la impunidad se convierte así en forma o expresión notoria del Estado Fallido, en dónde. “el dejar hacer y dejar pasar”, disimulo y complicidad, corrupción e impunidad transforman la convivencia social, en expresiones de injusticia, abuso y violencia.
Legitimidad y legalidad, orden y autoridad, participación y pluralidad, cambio y fortalecimiento. Son algunos de los objetivos-instrumentos (ambas cosas a la vez), que las sociedades utilizan en diversas formas, intensidades y características.
Imprescindible erradicar opacidad y discrecionalidad, así como manipulación, ocultamiento y engaño, que sostienen o apoyan ignorancia, enajenación y distracción como formas de impedir o limitar la participación individual y social, imprescindibles en la legitimación, la credibilidad y confianza.
Por eso, hasta el último día hay que insistir y preguntar al gobierno de Veracruz: ¿De qué tamaño es el daño recibido y cuál es ya, el acumulado por el gobierno actual? ¿A cuánto asciende el total-total de deuda pública estatal y municipal? ¿Dónde están los miles de millones de pesos presupuestados y desaparecidos? ¿Y los resultados de la entrega recepción? ¿Cuántos despedidos y nuevos contratados van? ¿Renovar o autorizar más concesiones y privatizaciones, para beneficiar a quienes? ¿Cuál es el costo de la reestructuración de la deuda? ¿Es obligatorio sostener a funcionarios ineptos o mediocres con elevados y ofensivos sueldos, más beneficios especiales?
Para empezar el cambio verdadero, es preciso distinguir y aprender de errores y aciertos. *AcademicoIIESESUV
@RafaelAriasH
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