Lo conocí cuando llegué al Diario de Xalapa allá por el 74 en los tiempos del chipi-chipi que no nos dejaba ver la luz del sol por muchos días.
Junto con el corrector principal de pruebas Enrique Cerón Morales, como inicié de corrector, a veces me dejaba revisar su columna, El Glosario del Momento, la columna estelar del Diario.
Era tan admirado que cuando salía del periódico, a cada paso la gente lo detenía para saludarlo.
Una noche de 1978, cuando Jacobo Zabludowsky anunció en su noticiero que Froy era el ganador del Premio Nacional de Periodismo por Comentario Político, los dos teléfonos de la Redacción sonaban tanto que opacaban aquel mágico sonido del tecleo de las máquinas de escribir, por tanta gente que lo quería felicitar.
Asediado por políticos que buscaban su padrinazgo se volvió tan importante que ante el celo del editor Don Rubén Pabello Acosta, su padrino y bienhechor, se fue y prefirió poner Punto y Aparte con el Vocero de la Provincia. Fundó su propia Revista, además de colaborar con otros medios del estado y del país y aun así mantuvo su nivel y respetabilidad.
Con el inexorable pasar del tiempo y algunas afecciones de salud se fue retirando discretamente de su vicio de escribir, de ese que destacó Mario Vargas Llosa.
Por cierto, no hace mucho, un mediodía de noviembre de 2013, me llamó el escritor Rafael Martínez Zaleta en su calidad de presidente de la Red Nacional de Periodistas, Escritores y Artistas “Teodoro Cano” para que lo propusiéramos como candidato a la medalla “Adolfo Ruiz Cortines”.
Esa tarde se cerraban inscripciones y corrimos al Palacio Legislativo para firmar y hacer oficial la propuesta que en rigor habíamos platicado anteriormente con Erick Lagos, entonces Secretario de Gobierno.
Al día siguiente se aprobó con 47 votos a favor, uno en contra y una abstención.
Ahí prácticamente se selló su historia en la vida pública de Veracruz.
Finalmente el gran comunicador y entrevistador de personajes de la talla del General Cándido Aguilar o el afamado Gabriel García Márquez se ha ido. Seguirá su tarea como enviado especial en otros confines del enigmático universo.
Pero como Juan Pablo Segundo cuando se despedía de México, se va pero se queda; se va pero no se va, nos deja su honradez y su ejemplar comportamiento como periodista intachable.
Saludos y que haya paz y armonía en sus hogares.
gustavocadenamathey@hotmail.com |