Alma grande.
Ángel Álvaro Peña.
 

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Muro con M de Murat
2019-04-24

Alejandro Murat, gobernador de Oaxaca, inspirado en los momentos más neuróticos de Donald Trump, ahora quiere un muro entre Veracruz y Oaxaca. Como si no tuviéramos suficientes divisiones inducidas por el poder como para seguir con la secuela priista de dividir a los mexicanos.


Ahora, sustituyendo la solidaridad que toda nación debe tener por el individualismo y la indiferencia, quiere cerrar las fronteras en la zona limítrofe con el estado de Veracruz, tras el ataque en una fiesta en Minatitlán, que dejó 14 personas muertas.


Siguiendo la tradición priista y sus viejas enseñanzas en el Modern American School , el ITAM y la Universidad de Columbia, en Nueva York, el junior de la política oaxaqueña quiere imponer el individualismo ante la hermandad, construir muros en lugar de coadyuvar a la solución de los problemas comunes.


En Oaxaca no se cantan mal las rancheras en cuanto a violencia e inseguridad, lo sabe, pero aquí el objetivo es montarse en la guerra sucia contra todo lo que huela a Morena instalado en el rencor de la derrota electoral y la suspensión de canonjías que el poder otorgaba impunemente a una casta divina, asociada con el Presidente de la República.


El gobernador oaxaqueño dijo: “Tenemos que cerrar las fronteras con Veracruz para que lo que esté sucediendo allá, no pueda contaminar el estado de Oaxaca”. El asesinato de oaxaqueños, candidatos, presidentes municipales, en la entidad tiene un largo historial, pero aquí la intención es resaltar la violencia en Veracruz, poner el dedo en la llaga movido por el resentimiento de la derrota de quienes pensaron estarían toda la vida en el poder.


Los problemas de Veracruz y Oaxaca son muy similares. La comida es muy parecida, el físico es similar, la raíz étnica es la misma. Pero el problema de conocer mejor la vida de John Kennedy que la de Zapata es resultado de los estudios que creyeron harían superiores a una generación de ignorantes que no pueden menos que empujar la violencia personal contra lo que consideran enemigos de sus intereses.


En un gesto de grandilocuencia, se creyó el jefe supremo de las fuerzas armadas y seguro que el Ejército y la Secretaría de Seguridad Pública del estado reforzarán la seguridad en los municipios colindantes a Veracruz.


Pero su megalomanía no se detuvo ahí, aseguró que se reunirá con los gabinetes y la mesa de seguridad estatal y federal para determinar las acciones a seguir en contra de la delincuencia. Es decir, el chamaco puede convocar a diestra y siniestra con prontitud como si fuera presidente de la República, cuando en realidad los problemas de Oaxaca no los envidia ningún estado del país mucho menos Veracruz.


La evidente ignorancia sobre sus propias raíces hacen que haya gobernadores que insisten en mostrar la decadencia del partido al que pertenecen y que, a pesar de todo, no tienen conciencia de la derrota que en realidad les significó irse al cuarto lugar en las elecciones. Saben que son campeones en el repudio de la gente y a pesar de ello juegan a las guerrillas con un despliegue de prepotencia propio de aquellos años, cuando el presidente, el gobernador, y alcalde robaban a manos llenas y nadie denunciaba por miedo al reclamo, a la cárcel, a la tortura o a la desaparición.


La violencia en Veracruz y Oaxaca proviene de los delincuentes, pero cuando la agresión emana del discurso de un gobernador, por joven e inexperto que sea, acusa violencia física y anuncia represión. PEGA Y CORRE.- La desesperación de colectivos de familias de personas desaparecidas en Veracruz, exigieron a la fiscalía y al gobierno del estado “dejarlos trabajar” en las 36 fosas clandestinas halladas en Úrsulo Galván, y solicitaron no estar en medio del conflicto entre el fiscal Jorge Winckler Ortiz, y el gobernador Cuitláhuac García Jiménez. Sólo quieren encontrar los restos de sus familiares y la fiscalía trabaja muy lentamente…Esta columna se publica los lunes, miércoles y viernes.


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