Los resultados que arroja la Encuesta Intergeneracional presentada por Tendencias Digitales para Grupo de Diarios América (GDA) con el apoyo del Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA) sin duda merecen ser vistos y analizados para orientar una reflexión respecto de los actuales jóvenes y sus creencias e incredulidades sobre instituciones y conceptos de una vida mexicana que pasa por un negro momento.
La encuesta considera dos cohortes generacionales identificados como: Generación Y y Generación Z. Los jóvenes de entre 24 a 36 denominados también millennials son incluidos en la Generación Y, mientras que la generación identificada como Z son individuos con 23 años y menos. En conjunto se trata de todos esos jóvenes que mayoritariamente se articulan en el mundo virtual, con un importante uso de redes sociales, noticias en internet, y que avanzan de manera sólida a las transacciones comerciales del mismo tipo.
Los datos que arroja la encuesta respecto de cómo evalúan la situación del país muestra a jóvenes millennials que consideran que la situación es muy mala 19.8% y mala 61.4%, mientras que la generación Z considera la situación muy mala en 13.8% y mala el 68.2%.
Respecto del uso de las fuerzas del estado para mantener el orden en caso de manifestaciones públicas se manejan con una aceptación muy baja para su aplicación en cualquier situación, millennials 8.4% y Z 9.3%, dependiendo de la situación 65% y 63% y en ninguna situación 26.6% y 27.7% respectivamente, lo que deja en claro que no hay un rechazo total al uso de la fuerza, sino que se valora su pertinencia en ciertas circunstancias.
Sobre sus consideraciones ideológicas hablando en términos generales entre derecha e izquierda, los jóvenes responden donde se colocarían, resultando que en la Izquierda 7.7% de los millennials y el 7.3% de la Generación Z. Para la opción de la derecha, ambos se ubican en ese espectro con 3.4%, mientras que en el centro se ha ubicado el mayor porcentaje de los jóvenes con 33.2% y 41.5% sin considerar otros grupos ubicados en los intervalos entre centro izquierda y centro derecha.
En la encuesta queda expuesta la baja credibilidad que los jóvenes le otorgan a instituciones como el gobierno, la iglesia, los partidos políticos, el poder judicial y el poder legislativo. En los resultados de la encuesta también se registra que la familia es la institución con mayor credibilidad, lo que significa una fortaleza social a considerar.
Otros resultados arrojan la posición que los jóvenes asumen de temas como la falta de respeto de los derechos humanos que abrumadoramente consideran que existe, o su acuerdo casi unánime sobre la igualdad de oportunidades para todos, independientemente de raza, credo, orientación social, o etnia. También expresan su coincidencia con respeto al matrimonio igualitario con todos los derechos, o su acuerdo mayoritario sobre la necesidad de que hombres y mujeres utilicen anticonceptivos.
Más del 90% de los jóvenes consideran negativos los niveles de inseguridad que existen en el país; poco más de la mitad de ambas generaciones consideran que el aborto debe permitirse en cualquier circunstancia: los millennials 51.7% y los Z 53.3%.
Entre los temas que más preocupan a ambas generaciones son la corrupción, los daños al medio ambiente, el que se violen los derechos humanos, el acoso sexual y la escasez de empleo. Predomina una tendencia favorable para el uso de la marihuana para cualquier uso y solo para casos medicinales, ya que menos del 6% y 5% consideran que debe prohibirse.
Los resultados arrojan también una preeminencia de la heterosexualidad a la pregunta sobre su orientación sexual, representando para los millennials un 85.8% y para la generación Z el 80.2%. Se declaran homosexuales el 8.2% y el 6.4% respectivamente y bisexuales millennials un 6% y 13.4% en el grupo de la generación Z.
Los valores también son medidos y encabezan para los millennials el respeto, la honestidad y la familia y la generación Z el respeto, la honestidad y la libertad.
Muchos más datos se muestran en una encuesta que sin duda provocan una revisión con detenimiento por los datos que se revelan y por las implicaciones que tales envuelven. Resultados que pueden apuntalar investigaciones y la construcción de escenarios de futuro para apoyar el desarrollo de una juventud y una sociedad que se mueve de forma distinta a lo concebido en tiempos inmediatamente anteriores.
Entender y valorar estas nuevas formas de comportamiento, sus prioridades y preocupaciones, seguramente permitirán el establecimiento de mejores puentes de convivencia para la construcción de mejores diálogos y ejercicios.
En medio de las incredulidades públicas y de las golpeadas instituciones que aún perviven, sin duda se presentan esquemas de valores que se mueven, que mutan de acuerdo a intereses sociales nuevos o con distintas prioridades o perspectivas. Debemos imaginar que, pese a nuestras crisis y a lo negro y sangriento de nuestros panoramas, más allá de esas vivencias de intolerancia y agudización de la falta de civismo, aún tenemos mucho por construir.
DE LA BITÁCORA DE LA TÍA QUETA
Pareciera que el dolor de las madres de desaparecidos no es relevante para acallar las disputas de poder.
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