El asunto es que el joven no vive en Xalapa, vamos, ni siquiera vive en Veracruz sino en la Ciudad de México y es muy activo en redes sociales. Una de sus fotos lo muestra sobre el cofre de un automóvil Lincoln, de esos que los líderes sindicales acostumbran regalar a sus nenes.
“Mientras algunos jóvenes tienen que cursar una carrera universitaria y esperar varios años antes de encontrar trabajo. Mientras varios maestros tienen que esperar años para que les den su base y su tiempo completo, Bryan Alexis consiguió las tres cosas antes de cumplir 18 años; antes siquiera de cursar una carrera universitaria” dice Armando Ortiz y se pregunta: ¿cuál es el secreto?
El secreto está en que el chavo se apellida Juncal Ayala y su mamá se llama Erika Ayala que no sólo es lideresa sindical, sino diputada local por el PRI.
¿Qué dirá cuando los periodistas la interroguen sobre el puesto de aviador que tiene su hijo en la fuerza aérea del COBAEV? ¿Cómo justificará los casi 30 mil pesos mensuales que está cobrando el muchacho por no hacer absolutamente nada? ¿Qué dirá cuando le pregunten si ese sueldo es o no un acto de corrupción?
Quizá algún defensor de diga que la movió el amor filial y si es así qué bueno. Toda buena madre desea lo mejor para sus hijos.
Lo malo es que demuestre ese amor con dinero que no es de ella, sino de veracruzanas y veracruzanos trabajadores, esforzados y honestos. Sobre todo, honestos.
Eso es lo malo Erika, eso es lo malo.
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