En realidad no es lo nuestro, en materia de periodismo existen diversas especialidades: la llamada nota de información general, la deportiva, la de sociales, la económica y la que nos resistimos a cubrir, la nota roja, que tiene que ver con todos los eventos de violencia en los que hay heridos, muertos y todo lo relacionado con la actividad delictiva.
En El Dictamen cubrimos la nota roja unos cuantos días en la ausencia del colega que enfermó, pero no fue nada agradable, el jefe de la Policía Judicial del Estado era el maestro Vicente López Estrada, y había que recetarse los expedientes de denuncias del día, entrevistar a los detenidos e ir al Semefo que se encontraba en el Hospital Civil, en busca de datos que no estuvieran en los libros de denuncias que permanecían ahí, en un mostrador al frente a disposición de los reporteros de la nota roja.
Reportajes, entrevistas exclusivas contextualizadas, crónicas, nota de color y, sobre todo, la nota política era lo que nos apasionaba y sobre lo que enfocábamos nuestro trabajo, sin dejar de reconocer, y por mucho, a nuestros compañeros que se encargaban de cubrir la roja. Por cierto, tengo un recuerdo muy grato de don Joaquín Romero, a quien consideramos no solo un periodista con especialidad en estos asuntos sino un auténtico novelista; en sus notas, bien investigadas y con seguimiento profesional, daba pistas a los investigadores para dar con los responsables de un robo o un homicidio. Otro gran periodista cuyo profesionalismo le hacía sobresalir por encima de todos los demás, era el maestro Carlos Franco, obviamente les estamos hablando del Xalapa de los setentas, de los tiempos gloriosos de los medios impresos, de cuando los oficiales de tránsito con sus elegantes trajes café oscuro conducían la vialidad trepados en unos cajones amarillos con sus silbatos y con señales de cuerpo y manos, de un mundo del que ya solo quedan unas cuantas cosas buenas porque todo se volvió bizarro.
Hoy en el ejercicio periodístico tenemos que abordar, forzosamente, los temas de la violencia, de las actividades de las bandas de la delincuencia organizada y de la común, de los robos, secuestros y levantones que son el pan nuestro de cada día y la amenaza constante que nos mantiene secuestrados a todos en la incertidumbre y el temor de ser víctimas de alguien a quien le caímos bien para robarnos nuestros pocos bienes o nuestra tranquilidad.
Es el terrible desempleo que han originado los nuevos gobernantes; es la falta de funcionalidad de quienes han estado en cargos importantes del gobierno y que, por incapacidad o rapacidad, no se han dado tiempo para atraer empresas y generar riqueza en la entidad; son los centroamericanos que deciden quedarse aquí a vivir aunque tengan que organizarse para secuestrar a un paisano y sacarle a la familia los treinta o cuarenta mil pesos, aunque dejen a la víctima sin vida y los dolientes se tengan que aguantar el dolor por temor a denunciar porque la misma autoridad los convierte en sus víctimas; es el ambiente de impunidad que reina por todas partes para cometer cualquier delito sin ser castigado; es la indolencia de autoridades de sexenios anteriores y ahora las nuevas que no saben qué madres hacer para recomponer la situación, es todo lo que nos rodea, un mundo distinto al de hace apenas veinte años.
Si vamos a la calle, quienes andamos de los sesenta años para arriba, nos damos cuenta de la triste situación en la que estamos, la anarquía, el desorden, la amenaza de todos contra todos, un mundo producto de malos gobiernos que hoy quieren involucrar a la sociedad para que participe en la solución de la descomposición social tan terrible que amenaza con arrastrarnos a todos.
¿En qué puede cooperar la sociedad para combatir estos males?, ¿armándonos para repeler los ataques de la delincuencia, organizándonos para linchar a cualquier imbécil que nos agreda físicamente, habilitar como “vengadores anónimos” a ciudadanos que estén dispuestos a matar a los delincuentes? Pues no, en ninguno de los casos le vamos a ganar a quienes se dedican, por hambre o para obtener dinero fácil, a delinquir, son menos pero más peligrosos, mejor armados y hasta mejor preparados para matar. ¿Qué hacer ante tanto desgobierno…?
Puro pinche fraude
En relación a nuestro comentario de ayer, un amigo, doctor en ingeniería, nos hace llegar su punto de vista que aquí reproducimos:
“He leído, como casi todos los días, su interesante artículo intitulado "El ingeniero Cuitláhuac" y considero hacerle llegar los siguientes comentarios de un servidor en relación a los servidores públicos gubernamentales de esta 4T.”
- Es cierto muchos de ellos tienen licenciatura, maestría o doctorado.
- Pero también es cierto que muchos de ellos no cumplen el perfil profesional para el puesto que ostentan: no se puede tener a un ingeniero agrónomo en la dirección de Pemex
- Tampoco se puede tener a un doctor en cualquier rama de la ciencia acorde con su perfil; pero que no tiene la capacidad de ejercer el puesto (la capacidad no es efecto del perfil; vaya, ni siquiera se conocen) y de estos casos existen muchos en el actual gobierno de Veracruz. Licenciados, maestros y doctores que no rebuznan porque no se saben la tonada, solo modelando, echando a perder y menospreciando el trabajo y experiencia de otros, se sienten hechos a mano y por este simple complejo le están rompiendo la madre a todo.
- También es cierto que no se puede comparar un doctorado en historia con un doctorado en matemáticas, vaya ni con la licenciatura en ingeniería o un doctorado en sicología con un doctorado en física o en ciencias de la computación, vaya ni comparar con la licenciatura en informática.
- También es cierto que hay que tomar mucho en cuenta la universidad de los egresados; existen mucha gente de la 4T egresado de sus licenciaturas, maestrías y doctorados de universidades patito, aquellas que para titularse solo les piden un "trabajo de investigación"; previa cuota por delante y -¡sale!- ¡ya son doctores!; ¿Pero doctores en qué?, puro pinche fraude.
Saludos”.
Hay Morena para rato
El reconocido cirujano y escritor Rafael Álvarez Cordero, en un texto que publica, crea una charla entre dos simpatizantes del partido Morena y de la 4T, preocupados por los errores en que ha incurrido López Obrador.
“De cualquier forma creo que habrá Morena para rato”, dice el galeno y su interlocutor le responde:
“—Es posible que sí, porque los otros partidos están para llorar, el PRI no existe, la otrora máquina imparable de votos es ahora una masa amorfa de sueños y pesadillas, sus dirigentes no dirigen nada, sus miembros son sólo fantasmas, no están convencidos de nada, los resultados están ahí.
“—Y ahora se están peleando por la presidencia del partido como adolescentes.
“—Sí, y es triste ver que los gobernadores priistas desde ahora aplauden a Alejandro Alito Moreno que es representante de las más torvas y tóxicas acciones partidistas; yo he dicho que en vez de perder el tiempo, los priistas deberían rescatar los análisis, escritos y proyectos de dignísimos líderes como José Francisco Ruiz Massieu y Luis Donaldo Colosio, que perdieron la vida por querer cambiar al partido y adecentar al país; si los priistas rescataran los valores esenciales de una política digna, podrían resurgir, pero es difícil.
“—Y ¿qué me dices del PAN?, el PAN está hundido en la nada, da vueltas sobre sí mismo como perro que se muerde la cola, los meones de agua bendita no atinan a formar un grupo, y eso es trágico.
“—Pero lo peor, amigo, es que los ciudadanos, al parecer, ya claudicaron, lo vimos en las elecciones del domingo; hoy por hoy, ignoran a los partidos y desprecian a los políticos, y ahora que Morena se apropió del país, parece que ya no tienen ganas de luchar, de hacer un grupo fuerte, de enfrentar como ciudadanos a los desatinos de esta administración, y esos millones de mexicanos serán responsables de la hegemonía de un régimen cada vez más dictatorial.
“—En eso sí estoy de acuerdo contigo, Morena manda en el país, pero hoy el país no es mejor que en el sexenio pasado; estamos viendo —lo reconozco— decisiones absurdas, recortes del presupuesto que afectan gravemente turismo, economía, comunicaciones, salud, y derroches en Pemex, Santa Lucía y el Tren Maya, y para colmo el gobierno no ha sabido enfrentar a los migrantes, Trump nos amenaza con aranceles mortales y el señor Presidente, medroso, no va a la cumbre del G20 en Osaka, pero va a Tijuana para hablar de amor y paz, mientras las calificadoras Fitch y Moody’s predicen para México el fracaso total.
“—Y yo pregunto, con este panorama global, este gobierno y con ciudadanos indolentes, ¿para dónde va nuestro México?”
REFLEXIÓN
"Siempre hemos vivido con amenazas", informa María del Pilar Gasca, esposa del periodista secuestrado en Veracruz, Marcos Miranda… Así vive el gremio desde hace varios años. Escríbanos a mrossete@yahoo.com.mx formatosiete@gmail.com www.formato7.com/columnistas |