¿Cuál es la disputa que se ha venido ventilando en las redes? En síntesis, que las autoridades gubernamentales no deberían sentarse a negociar con un sindicato de industria, como el STIRT, que representa a trabajadores de empresas privadas y que en RTV no es un sindicato sino una delegación. Las negociaciones se deben seguir con un organismo sindical que represente a servidores públicos. El STIRT no es un interlocutor válido para las autoridades estatales, como sí lo es el STSRTV.
Algo así como si alguien quisiera ver en una película de Marvel a Supermán o a Linterna Verde, que, como todos saben, son harina del costal de DC.
Esto es, que no es legal reconocer a un gremio de industria en un organismo público. El problema es que en RTV esto ocurre de hecho, no de derecho.
Pero la refriega sostenida con los mensajes posteados va más allá. Para afear más el engendro jurídico, no sólo es ilegal la representación del STIRT en RTV, también lo es su dirigente. Ariel Ortiz es el secretario general del STIRT y al mismo tiempo es subdirector de Deportes.
El artículo 70 de la Ley Federal de los Trabajadores al Servicio del Estado señala específicamente: “Los trabajadores de confianza no podrán formar parte de los sindicatos”, texto que aparece idéntico en el artículo 110 de la Ley Estatal del Servicio Civil de Veracruz. No sólo eso, incluso los estatutos del STIRT señalan explícitamente que los sindicalizados no pueden ser trabajadores de confianza.
Tanto el STSRTV como muchos trabajadores han objetado que un dirigente sindical sea al mismo tiempo funcionario. La delegación del STIRT realizó una asamblea en la que pidió a Ortiz dejar el cargo de secretario general, pero han circulado documentos posteriores a esa asamblea en que continúa ostentándose como dirigente y lo es de facto. Muchos comentan con sorna que aunque no ganó la presidencia municipal de Banderilla por el PRI, ahora es plurinominal, es decir, que está en varias nóminas, es dirigente sindical, subdirector de Deportes y trabajador de la Universidad Veracruzana.
Este personaje, que decía a quien lo quería escuchar y a quien no también, que tenía el cargo porque contaba con una recomendación “muy alta” de Comunicación Social, puede estarse convirtiendo en un problema para quien haya promovido su nombramiento. Extrañó a muchos que en verdad tuviera tanta influencia, pues es conocido por todos su afiliación priista, siglas por las que compitió por la alcaldía banderillense y cuya militancia ha mantenido en forma pública. Pero extrañó e irritó más que se ufanara de sus “conectes”, en un gobierno que prometió eliminar esas prácticas tan comunes en los regímenes anteriores. Ahora, vuelve a estar en el debate por disputas sindicales. Utiliza las redes para promover el desconcierto y la desunión entre los trabajadores de RTV con afirmaciones catastrofistas e insultos al abogado asesor del STSRTV, el mismo cuyos servicios contrató hace pocos años.
Las autoridades de RTV tienen en sus manos un asunto laboral cuyo manejo pone a prueba no sólo la pericia de quienes dirigen los medios públicos veracruzanos sino el apego de la administración de Cuitláhuac García a ciertas premisas de los gobiernos de Morena, explicitados por Andrés Manuel López Obrador, como el rechazo al influyentismo, pero sobre todo, el apego a la ley, que en este caso es muy clara y le otorga al STSRTV la figura legal para demandar las Condiciones Generales de Trabajo.
Todos esperamos una solución sensata, pacífica y conciliadora en este tema, donde el actor central es la audiencia de este medio público. RTV tiene una larga trayectoria de logros, a pesar de los desatinos de varios directivos. Todavía hace falta un trabajo profundo y reflexivo para comprender el sentido de medio público, pero RTV ha logrado, con la persistencia de sus trabajadores, mantener el objetivo de ser un medio cultural y de servicio.
ramirezmorales.pilar@gmail.com |