Antes de clausurar Escolín –hoy desmantelado, convertido en chatarra- fue cerrado el Almacén de Gas ubicado en Cobos, población ligada históricamente al ámbito petrolero y ubicada en Tuxpan, Veracruz.
Algo une a las zonas norte y sur de la entidad veracruzana: Tuxpan, Cerro Azul, Poza Rica, Pánuco, vivieron su boom petrolero luego de la expropiación de 1938 a manos del general Lázaro Cárdenas.
Disminuido el poderío en el centro norte y norte veracruzano, entre las zonas totonaca y huasteca, la estafeta llegó al sur y Coatzacoalcos vivió su respectiva jauja petroquímica tras la creación, en 1967, del Complejo Pajaritos.
Vendrían Cangrejera, Morelos, PECOSA, Braskem-Idesa, dispersos entre el antiguo Puerto México, Villa Allende, Nanchital, Minatitlán, Cosoleacaque.
Cada Complejo, sus respectivas etapas, las distintas zonas, merecen análisis aparte.
Al mismo tiempo, resulta obligado verlas en conjunto y a lo largo de un período: 1938-2019.
Los detalles nos conducen a una conclusión lamentable: la industria oficial impulsada en el país y en Veracruz de forma particular, fue un fracaso…
Tan doloroso que la realidad actual colmada de desempleo y violencia es producto de los modelos que se fueron superponiendo uno a otro para conducirnos, junto a la corrupción, al despeñadero jamás imaginado.
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Agustín Acosta Lagunes (+) llamó “Granero y Yunque” de la nación a ese Veracruz que le tocó gobernar entre 1980 y 1986.
Desde el punto de vista productivo y concretamente industrial, en la década de los 80s operaban al mismo tiempo la Refinería de Minatitlán (nació con el siglo XX, es la más antigua del país) y la de Poza Rica, cuya desaparición ocurrió bien entrado el modelo neoliberal con Carlos Salinas de Gortari durante la década de los 90s.
Asimismo, trabajaban los complejos petroquímicos Escolín en Coatzintla-Poza Rica y Pajaritos en Coatzacoalcos.
Durante la década de los 80s PEMEX –aún controlado su sindicato por Joaquín Hernández Galicia “La quina”- construyó los complejos Cangrejera y Morelos en Coatzacoalcos pero con sus obreros viviendo en el vecino municipio de Nanchital, donde se ubica hasta la fecha la poderosa Sección 11 del STPRM.
Aún funcionaban Azufrera Panamericana en Jáltipan de Morelos y Compañía Exploradora del Istmo (CEDI) en Texistepec.
Acayucan fue sede de una de las dos empacadoras de leche más importantes de México: LICONSA.
Su símil se hallaba en Delicias, Chihuahua. Ambas suministraban lácteos al sistema DIF a nivel nacional.
APSA, CEDI, LICONSA -que luego, ya privatizada, se llamaría “La Llanura”- fueron víctimas del cambio de modelo macroeconómico: del Estatismo, de la Economía Mixta pasamos al modelo privado: el Neoliberalismo.
Un ejemplo de estos ajustes, a nivel nacional, lo constituye la estatización de la banca en el gobierno de José López Portillo y la privatización –de nueva cuenta- en el sexenio de Carlos Salinas de Gortari.
Devolver la banca a manos privadas costó al país por lo menos 552 mil millones de pesos en 1991.
Un año antes, en 1990, se había creado el FOBAPROA o Fondo Bancario de Protección al Ahorro, que se empleó para “rescatar” a los banqueros del país.
Dicho fondo se aplicó en otros momentos de crisis como la de 1994 –la peor en la historia reciente de México-.
El tema tras bambalinas fue, según denunció Andrés Manuel López Obrador en la década de los noventa –escribió un libro al respecto en 1999- que el FOBAPROA sirvió a intereses privados multimillonarios con el empleo de recursos públicos.
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El Granero y Yunque de Agustín Acosta Lagunes se convirtió en La Tragedia y Llanto de México.
Eso es Veracruz ochenta y un años después de la Expropiación Petrolera….
Eso es Veracruz setenta años más tarde de la aplicación de un modelo macroeconómico mixto y estatista…
Eso es Veracruz poco más de treinta años después del arribo del Neoliberalismo…
El conjunto de estos modelos macroeconómicos permitió el desarrollo de una parte de México y el hundimiento de otra.
Hay que analizar, número por número, entidad por entidad, dónde hay crecimiento económico y dónde nació y/o creció la pobreza.
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La renuncia de Carlos Urzúa a la Secretaría de Hacienda surge en un contexto de diferencias con funcionarios de alto nivel impulsados por AMLO; quienes rebasan sus áreas de competencia e intervienen en un sector sagrado: la SHCP.
Meterse ahí sin estar preparado es quemarse y provocar una explosión en el horno.
Barttlet se metió y Rocío Nahle hace lo propio.
Veracruz aparece en esta historia porque el gasoducto Texas-Tuxpan –recordemos que el Almacén de Gas en Cobos, Tuxpan, se cerró a fines del siglo pasado- fue colocado en una mesa de discusión para revisar los contratos que autoridades previas signaron con empresarios norteamericanos y canadienses.
La decisión de revisar esos contratos y evitar a la fecha la puesta en marcha del gasoducto Texas-Tuxpan destinado a la importación de gas natural, tiene el rostro de Manuel Barttlet.
Un manejo así de negocios internacionales heredados por la 4ta Transformación, inspira poca confianza a nuevos capitalistas.
Y si el tema ya escaló a la renuncia de un Secretario de Hacienda con prestigio de honesto y eficaz, la noticia no es positiva.
En el Claroscuros previo hablamos de otro aspecto: la lucha por la gubernatura veracruzana con tintes de MORENA.
En este caso, la lucha interna del gobierno federal tiene un frente de lucha clave en la Secretaría de Energía.
Carlos Urzúa dijo NO a la Refinería en Dos Bocas.
Rocío Nahle, aspirante a gobernar Veracruz, dijo sí y en aras de ese proyecto lanzó su futuro político en ristre.
¿A quién le importa el futuro político de Rocío Nahle en ristre?
Puesto frente a los miles de millones de dólares que costará Dos Bocas no hay comparativo.
Nos debe importar que Dos Bocas funcione.
Y tal éxito no depende de la eficacia en su construcción sino de una seria de factores macroeconómicos, del ámbito financiero, del sector energético tanto nacional como internacional.
Sí, Dos Bocas creará decenas de miles de empleos…durante tres años, mientras se construye.
¿Qué pasará después con esos empleos y la aportación de la nueva Refinería, en Tabasco, al desarrollo nacional?
De no lograrse estos objetivos Carlos Urzúa habría tenido razón, Rocío Nahle podría no gobernar Veracruz, pero añadiríamos un dato más a la historia de fracasos industriales del Estado mexicano vinculados con Veracruz y en este caso con el sureste de la Patria. |