La mayoría parlamentaria entregada al presidente de México como respuesta al hartazgo social parece entender que es ahora cuando debe reafirmar su complicidad para intentar imponer el cambio de régimen, aun cuando violenten la Constitución y el mismo marco normativo.
El comportamiento de los integrantes del Poder Legislativo deja mucho que desear, cuando se ha logrado confirmar que al interior del mismo proceso legislativo se realizan una serie de irregularidades hasta en la misma forma en que se presentan y posteriormente se aprueban iniciativas, que se construyen a modo, por supuestos especialistas de este nuevo cambio de régimen.
Uno de los trabajos que requiere y demanda de mayor especialización tiene que ver precisamente con el tema Legislativo, pues es vital el cuidar que la normatividad, no se violente.
De permitir este comportamiento irregular que se viene presentando en el Congreso Federal, se estarían sentando los elementos necesarios para construir desde dentro del propio poder, una complicidad en la posible construcción de lo que sería un “golpe de estado técnico”.
El cual se ha visto expuesto por el despido masivo de personal especializado, para la contratación de personal del Programa Jóvenes construyendo el Futuro, que con todo respeto no tienen el conocimiento, ni la expertis en la elaboración, análisis y proyección de una iniciativa de Ley.
Lo que vuelve endeble la estructura más valiosa que el Poder Legislativo tenía, prestándose con ello a cambiar iniciativas de un momento a otro, a conveniencia de la Fracción Parlamentaria Mayoritaria.
La reciente autorización de manera autoritaria y violentando el procedimiento legislativo de una partida presupuestal secreta en la Cámara de Senadores es un claro ejemplo de esto que se presenta.
De un golpe, los senadores con la complacencia de la fracción parlamentaria de Morena y sus aliados satélites le otorgaron al presidente el uso discrecional de 90 mil millones de pesos para su partida secreta que, sumado a los 110 mil millones de ahorros presupuestales, hacen una bolsa cuantísima para lo que tenga a bien el señor realizar y ejecutar.
De la mano de ello, cuando se habla de acabar con la corrupción su Ley de Austeridad República y su Ley de Salarios se violenta también el mismo articulo 5 constitucional que señala que “A ninguna persona podrá impedirse que se dedique a la profesión, industria, comercio o trabajo que le acomode, siendo lícitos”.
Lo que va en concordancia al hecho de percibir el salario o remuneración acorde al nivel de responsabilidad y con base a la economía de mercado.
Peor a un se violenta el mismo articulo al ir en contra a lo señalado en su párrafo cuarto, que advierte: “El Estado no puede permitir que se lleve a efecto ningún contrato, pacto o convenio que tenga por objeto el menoscabo, la pérdida o el irrevocable sacrificio de la libertad de la persona por cualquier causa.”
Y acaso la “libertad económica” no es un derecho que debiera respetarse.
Sumado a ello, el Congreso no hace ningún extrañamiento a la Bolsa Mexicana de Valores (BMV) o la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV) que han sido omisas respecto al tema de la asignación de contratos por asignación directa, lo que contraviene la lucha contra la corrupción.
Este reportero cuenta en su poder con una copia de un extrañamiento que con motivo de las irregularidades acontecidas durante la discusión del Dictamen con Proyecto de Decreto por el que se adicionan diversas disposiciones de la Ley del Seguro Social, de la Ley del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado y de la Ley Federal del Trabajo, en materia de Licencia para padres de niños con cáncer, interpusiera la legisladora federal por el PAN, Mariana Dunyaska García Rojas en la sesión de Pleno celebrada el día 26 de abril de 2019.
Y es que en el mismo se explica a detalle la serie de irregularidades que de manera sistemática aplica la misma Mesa Directiva con el aval de los demás órganos auxiliares y el mayoriteo le representa a Morena.
¿A que juega el Congreso? Es la pregunta.
La realidad es que todo muestra una intencionalidad por subyugar al Legislativo a conveniencia, para llegado el momento legislar a modo y conveniencia del Ejecutivo.
El riesgo de caer en decisiones más centralistas -con esbozos de dictatoriales- es cada vez más evidente, por más democráticas que afirmen ser.
La encrucijada en la que esta México no está para andarle jugando al Tío Lolo, como dice el refrán.
Al tiempo.
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