El padre Suazo, como lo llamamos amistosamente quienes lo conocemos y tratamos, sabe de la importancia de informar y comunicar a través de los medios y trata de aprovecharlos para la causa que sirve.
Pero su tarea la refuerza de manera personal reuniéndose periódicamente con periodistas con quienes intercambia puntos de vista sobre los sucesos de actualidad.
Es un hombre que también opina pero que sabe escuchar y tomar nota sobre lo que le puede servir, es decir, no obstante su formación que le da un amplio espectro de conocimientos toma muy en cuenta la opinión de los otros, lo que le otorga sabiduría.
Se actualiza, además. Evoluciona conforme se van dando cambios en las herramientas de comunicación, como el uso de las redes sociales que permiten la instantaneidad.
Así, he visto como del comunicado dominical solo impreso y luego a través del correo electrónico, ahora, como hacemos muchos que publicamos, también lo adelanta desde la noche del sábado publicándolo lo mismo en Facebook que en Twitter y haciéndonoslo llegar a través de WhatsApp.
La Arquidiócesis, pues, dimensiona bien la importancia de la información y de la comunicación y no descuida su espacio en la evangelización que se propone y busca. Cuida su parcela y a su grey. El pastor debe oler a oveja, suele repetir el padre Suazo la frase del papa Francisco.
Cuitláhuac por fin reacciona
Algo debió haber sucedido adentro del gobierno del Estado que nueve meses después de que entró en funciones, por fin, sorpresivamente, el sábado pasado el gobernador Cuitláhuac García Jiménez decidió emprender el camino hacia la cultura del encuentro, de la que habla el padre Suazo, reuniéndose con un grupo de periodistas, la mayoría columnistas de Xalapa.
Creo que ninguno de los convocados se la esperaba mientras transcurría el sábado, nublado primero y lluvioso después, hasta que de pronto cuando comenzaba la tarde se les empezó a invitar. Primero se habló solo de una reunión y luego se dijo que en realidad se trataba de una cena. Primero se fijó una hora, que luego se cambió.
Desde mi punto de vista, más que lo que se dijo y se comentó durante dos horas en el salón Yanga de la Casa Veracruz (los mismos temas que han estado en los medios con lo mismo que ya se ha dicho), la importancia estuvo en el hecho mismo.
¿Qué de tantas cosas quebró finalmente la resistencia del titular del Ejecutivo a reunirse y convivir con un grupo de periodistas, varios de ellos críticos de su administración? ¿Acaso el pastor Cuitláhuac quiere empezar a oler a oveja?
Lo cierto es que se atrevió a dar el paso que su antecesor Miguel Ángel Yunes Linares contuvo (sigo pensando que eso pesó mucho para la derrota de su hijo en la elección de julio de 2018).
De buenas fuentes he sabido que el gobernador ha sido reacio a la prensa, y seguramente por eso se había abstenido de reunirse con algunos de sus representantes, pero en la reunión se mostró no solo respetuoso sino hasta cordial, si se quiere.
Lógicamente, él y el presidente de la Mesa Directiva del Congreso local, José Manuel Pozos Castro, trataron de llevar agua a su molino y defendieron su causa. Tan iban preparados que de pronto sacaron gráficas impresas sobre la baja de índices delictivos. Hicieron lo que tenían que hacer, desde la posición que tienen.
Un “chingao chamaco” resultó corrupto
Pero el gobernador abrió el micrófono para que se le preguntara todo lo que se quisiera o se le comentara lo que también se quisiera.
Lo noté vehemente en sus alegatos, seguro, incluso sigue disfrutando –y se ríe de ello– la derrota que propinó a los Yunes padre e hijo; ya mejoró su forma de vestir y lucía un corte de cabello bien hecho y estaba bien peinado. Se le ve muy sano, yo diría que hasta fresco.
Dijo que busca no ser protagónico, habló de logros de su administración, sobre su gabinete afirmó que lo ve “bien, bastante bien” y que “pasaron la prueba” cuando los evaluó al cumplirse los primeros seis meses de su administración.
Pero a lo que le da importancia sobremanera y que le “encabrona” es la corrupción. Dijo que ya estuvo a punto de darse el primer caso pero que lo logró parar. Se trató de un “chingao chamaco” que pidió dinero en una dependencia (pudo haber sido en la SIOP), al que “agarraron” y con las evidencias en la mano lo hicieron renunciar. Comentó que no actuaron más porque el afectado no quiso denunciar.
Se trató con la reunión, eso dijeron, de un primer encuentro de acercamiento. Estuvo desprovista de cualquier formalidad. A diferencia de la última reunión en el mismo lugar con el entonces gobernador Javier Duarte, esta vez no hubo “ayudantes”, auxiliares, guaruras… Los acompañaron solo los titulares de Comunicación Iván Luna Landa y Aldo Valerio Zamudio, uno del gobierno otro del Congreso local. Se habló de que habrá otras reuniones más.
Pero la pregunta inicial sigue en el aire: ¿qué movió al gobernador a reunirse y convivir con periodistas incluso en forma repentina y en sábado por la noche?
Que hable una buena investigación
Condenable, a todas luces, el asesinato del compañero Jorge Celestino Ruiz Vázquez, corresponsal del Gráfico de Xalapa en Actopan. A sus deudos les expreso mi solidaridad y condeno los hechos.
La Fiscalía General del Estado debe esclarecer el crimen y castigar a los responsables. Se impone una investigación seria, profesional, al margen de los dimes y diretes.
En Actopan corre la versión de que Celestino pensaba presentarse mañana martes ante la Fiscalía para presentar una denuncia formal en contra del alcalde José Paulino Domínguez Sánchez responsabilizándolo por si algo le sucedía.
Es una buena oportunidad para el fiscal Jorge Winckler de demostrar la eficacia del organismo a su cargo. Demandamos resultados. Esperamos que nos los dé y que no permita la impunidad.
|