Montano, como ya se sabe, ocupó esa Delegación después de concluir su gestión como representante popular en la Cámara baja del Congreso de la Unión gracias a la relación que como diputado mantuvo con el entonces titular de la SEGOB, Miguel Ángel Osorio Chong, desde la toma de protesta del presidente Enrique Peña Nieto en diciembre de 2012.
Hasta el último día que sirvió, el ex legislador priista realizó la tradicional función que sexenio tras sexenio venían desempeñando todos los ex delegados de Gobernación que le antecedieron, los cuales solían ser los ojos y oídos del gobierno federal en Veracruz. Reportaban todo tipo de situaciones e incidentes que pudieran poner en riesgo la gobernabilidad en el estado o afectar la imagen pública de los gobernantes y sus regímenes.
Sin embargo, ahora, se tiene la percepción que Huerta, como súper delegado, no está informando a las instancias correspondientes del gobierno central todo lo que acontece en Veracruz y que le pudiera repercutir negativamente al gobierno lopezobradorista. Tampoco parece cuidar al gobernador Cuitláhuac García, su correligionario.
El 2 de febrero, ya el Presidente regañó públicamente a Huerta –primero en Acayucan y al otro día en Córdoba– porque no había concluido en Veracruz los censos de los programas de la Secretaría de Bienestar.
Y ahora, según se ve, tampoco parece haber reportado que en la Contraloría General del Estado fue incorporado, desde febrero, Miguel Ángel Vega García, quien el sexenio anterior se desempeñó como titular del Órgano Interno de Control en la SEDESOL y SEDATU, lo que lo convirtió en uno de los principales encubridores del presunto desvío de más de 5 mil millones de pesos que la Fiscalía General de la República le está imputando a su ex jefa Rosario Robles.
¿Acaso ignorará Huerta que en una de sus conferencias de prensa, AMLO afirmó tajante que “quienes estén involucrados en esto de la ‘Estafa Maestra’ no tienen por qué trabajar en este gobierno”?
SE FUE DON SERGIO OBESO
El cardenal veracruzano Sergio Obeso Rivera falleció la noche de este domingo.
El ex arzobispo xalapeño deja una profunda huella no solo en la Iglesia católica de Veracruz sino en la de México.
Y es que como prelado siempre formó parte del ala moderada de la jerarquía eclesiástica, razón por la que no habría sido casual que fuera electo como presidente de la Conferencia del Episcopado Mexicano en dos sucesiones presidenciales, primero en la de 1988, la más polémica, y luego en la de 1994, marcada por el magnicidio del candidato del PRI, Luis Donaldo Colosio.
Descanse en paz.
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