Ahora que nuestros hijos y nietos regresaron a sus centros escolares, felices de haberse liberado del encierro en que permanecieron casi tres meses, o hasta la madre de los cursos sin sentido a los que fueron enviados para que pasaran el tiempo ahí, encerrados, un poco protegidos de la delincuencia, nos enteramos de historias que parecen de terror pero que son la realidad de un estado sumido en la crisis más severa de violencia que jamás se había resentido.
Un grupito de padres charlaba de las terribles experiencias vividas los últimos meses del anterior ciclo escolar, todos ellos con hijos en edad de escuela preparatoria, o sea, entre 15 y 17 años.
En la escuela donde están esos adolescentes se encuentran inscritos dos jovencitos que se dedican a enganchar compañeritos para convertirlos en clientes de carrujos de marihuana, sobres con coca u otras sustancias. Ambos muchachos reprobaron materias de tal forma que tendrían que darlos de baja al concluir el ciclo, pero no.
Resulta que estos jóvenes se presentaron con los maestros que los habían reprobado para exigirles que no lo hicieran, que con su actitud no los estaban dando de baja de la escuela ni les estaban cortando el inicio de su carrera académica, no, más grave que eso, los estaban dejando sin trabajo y si insistían en reprobarlos el costo que tendrían que pagar sería muy alto ya que sus “jefes” se encargarían de investigar domicilios, familiares cercanos y todo lo relacionado con ellos para que pagaran como debe ser la osadía de haber echado de la escuela donde ya tienen sus clientes.
Los maestros se espantaron, recurrieron a la dirección de la escuela para platicar el delicado asunto y la respuesta que recibieron fue: mejor pónganles calificación aprobatoria, no se metan con ellos y hay que platicar con más frecuencia con los alumnos procurando orientarlos sobre las consecuencias de consumir drogas.
Este alarmante caso lo compartimos con amigos y conocidos, con padres de familia que tienen hijos en edad escolar de secundaria y preparatoria, y resulta que la escuela a la que hicimos referencia, donde detectamos el problema, no es la única que está en esas condiciones, son varias, según cuentan los padres de familia, donde operan anganchadores a los que tienen que andar espantando para que no hagan caer a sus hijos en problemas de adicción.
Esta realidad que nos está tocando vivir es más que alarmante. Los centros escolares han dejado de ser espacios seguros para nuestros hijos, los maestros también tienen familia y las autoridades escolares igual, y como todos estamos conscientes de la impunidad que se les brinda a los integrantes de las bandas, lo mejor, lo más recomendable, es no meterse en estos asuntos tan delicados y procurar permanecer lo más cerca de nuestros hijos, platicar con ellos todo lo que sea posible, alertarlos sobre los peligros que corren al andar en la calle o en sus escuelas y punto… No se puede hacer nada, los responsables de esta tarea (el Estado) no tiene capacidad para combatir el problema, cuando menos limpiar las escuelas y devolverles su calidad de centros de enseñanza, seguros y agradables donde además de adquirir conocimientos se pueda convivir y compartir juventud con iguales, sin correr el riesgos como los que aquí les compartimos… Cuidado.
¿Cascajo 21?
El tema principal de la prensa nacional el día de ayer fue la llamada “Plataforma Política Futuro 21”, integrada principalmente por perredistas, que presentó el pasado sábado el “Manifiesto de la República” cuyas bases buscan promover y concretar un cambio en la correlación de fuerzas y la configuración política de la Cámara de Diputados, Congresos locales, gubernaturas y alcaldías que tendrán elecciones en 2021.
En la primera Asamblea Nacional de Futuro 21 participaron diferentes organizaciones ciudadanas, como Vamos Juntos, UNE, VAMOS y Cambiemos MX, expresidentes del PRD y líderes de diversas corrientes internas, como Jesús Ortega, Jesús Zambrano, Víctor Hugo Lobo, Nora Arias, Carlos Navarrete, así como Gabriel Quadri y José Narro, exrector de la UNAM.
El exrector José Narro Robles se pronunció, a su vez, porque “una nueva formación política debe ser progresista y tener en el centro de su interés a los más necesitados, a los excluidos del progreso, a los pueblos originarios con quienes, como país, tenemos una deuda secular”.
Asimismo mencionó “a los marginados de ayer y siempre; pero también a las mujeres todavía rezagadas e increíblemente amenazadas, incluso por la autoridad que debería darles seguridad; y a los jóvenes a quienes se les escamotea la esperanza y dificulta el porvenir”.
Consideró que la política debe cambiar, se debe terminar con la doble moral, el engaño y la traición, y pidió congruencia y no usar el poder para amenazar, acosar o acusar sin prueba alguna.
“Se requiere entender que libertad, democracia y desarrollo van juntas o no funcionan; que el sistema económico debe tener en el centro de su acción al conjunto y no sólo a una de sus partes; que lo social es indispensable y el apego al Estado de derecho simplemente obligatorio”, agregó.
En tanto, Gabriel Quadri lanzó severas críticas al gobierno, al asegurar que actualmente México enfrenta una regresión autoritaria, una vuelta al pasado, “nos estamos dando cuenta cómo las democracias pueden morir a manos del populismo en contra del interés nacional, que acosa a sus críticos y a los que disienten, que cree que a través de él habla el pueblo”.
Y a propósito de esto, Salvador Ávila Beltrán tuiteó:
R: Gracias por recordarnos a grandes personajes de la izquierda como Arnoldo Martínez Verdugo y Heberto Castillo. Su trayectoria limpia nos confirma el concepto en que la gente tiene a los promotores de Futuro 21, como Quadri, Narro y, por supuesto, los chuchos. #Cascajo21 lo llaman en redes sociales.
Dramas familiares xalapeños
No es posible que a seis días de la tragedia que le arrebató la vida al niño de tres años, Zohan, los padres del menor estén clamando justicia porque nadie les hace caso. Hay que recordar que el menor de tres años fue atropellado y muerto el pasado jueves por una patrulla con cuatro elementos de la Secretaría de Seguridad Pública estatal (SSP) y de la secretaría de Marina y Armada de México (Semar), en la colonia La Haciendita; exigieron justicia pues no hay detenidos por los hechos.
El padre de la víctima refirió que el menor se encontraba con su hermana de 14 años, el niño cruzó la calle, y en ese momento vio cuando la segunda llanta de la patrulla pasó por encima del cuerpo del niño. “Cargué a mi niño en mis brazos y comencé a gritar, y decidimos que la misma patrulla nos llevara al hospital, y llegamos a emergencia y ahí lo entregué a los médicos, a los 10 minutos la doctora nos avisó que el niño había fallecido y los cuatro policías se quedaron afuera”, explica el padre.
Por su parte, el abogado Arturo Salazar Rivera señaló que interpusieron una denuncia ante la Fiscalía General del Estado y se inició la carpeta de investigación 5033/2019, y aunque los auxiliaron con llevarlos a un hospital, ninguno se hizo responsable, y tampoco hay personas detenidas por esta muerte.
REFLEXIÓN
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