El 21 de agosto de 2019, la periodista Ariadna Ortega escribió el artículo de investigación “La Contaminación ambiental en México deja 49 mil muertes”. En el mismo, refiere el estudio denominado “Las finanzas públicas del cambio climático. Origen, costos y alternativas de los gases de efecto invernadero” del Centro de Investigación Económica y Presupuestaria (CIEP).
El trabajo realizado por CIEP con información del Instituto de Métricas y Evaluación de la Salud (IHME Institute for Health Metrics and Evaluation) destaca que en el año 2017, el mayor número de muertes asociadas a la contaminación ambiental se presentó en Estado de México con 6 mil 237 decesos, seguido de Ciudad de México con 5 mil 391 muertes, y en tercer lugar se encuentra Veracruz, con 3 mil 823 fallecimientos.
Lógicamente la noticia fue más que impactante, pues aparte de la inseguridad y violencia feminicida en que vivimos, ¿debemos lidiar con el tercer lugar en muertes por contaminación ambiental?
Todo indica que sí, pues al continuar leyendo el estudio, en su apartado 3, Costos del Cambio Climático, punto Costos Generales, dice que habrá un mayor gasto en salud pues las altas temperaturas conllevan a una mayor contaminación, mayores enfermedades propagadas por insectos, olas de calor más frecuentes y mayores lluvias e inundaciones, cuestiones que aumentarían los gastos en salud en el mundo (FAO, 2008).
¿Recuerda usted las altas temperaturas en el estado los últimos meses? ¿Y las lluvias? ¿Y las enfermedades propagadas por mosquitos?
Al seguir leyendo la investigación, la Organización Mundial de la Salud (OMS) refiere los diferentes fenómenos que influyen en el cambio climático, y aparte del calor extremo que contribuye a las defunciones y agrava las enfermedades cardiovasculares y respiratorias así como desastres naturales y la contaminación del aire, que es relacionada con accidentes cerebrovasculares, cánceres de pulmón, neuropatías crónicas y agudas como el asma, déjeme citar textualmente la distribución de infecciones: “el riesgo de transmisión de enfermedades transmitidas por agua, insectos y otros animales de sangre fría está relacionado a las condiciones climáticas, por lo que se espera que el cambio climático continúe aumentando el riesgo de transmisión de dengue (OMS 2019b)”.
Después de leer el trabajo de investigación, todo parece indicar que algo está incrementando el dengue en Veracruz y es la contaminación ambiental. Una contaminación que no es en lo absoluto percibida ni detectada por la Secretaría de Medio Ambiente porque al menos los veracruzanos que tenemos celular lo podemos detectar con una prueba simple: Ingrese a la aplicación del Clima en su teléfono móvil un día de éstos y verá que ya nos dice que la calidad del aire que respiramos es muy mala... ahora, súmele los casos de dengue que estamos padeciendo en lugares donde hablar de esta enfermedad era un mero chiste.
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