Quizá porque tengo a la mujer en un pedestal de donde no la bajaré jamás, desapruebo la conducta de las mujeres corruptas; de aquellas que en lugar de sobresalir por sus virtudes, cometen el error de equipararse con la caterva de políticos bandidos y ladrones.
Dos ejemplos de la corrupción femenina en Veracruz son Erika Ayala Ríos, diputada local por el tricolor y lideresa del sindicato del COBAEV. Y Corintia Cruz Oregón, ex secretaria general del PRI.
En mayo de este año Erika Ayala irritó a la raza jarocha cuando se dio a conocer que el sindicato del COBAEV se había convertido en un aeródromo ya que más de 150 sujetos y sujetas cobraban en la nómina sin trabajar, es decir, eran vulgares aviadores.
Todos fueron incrustados por Erika y en la bola iba su hijo; un chavo menor de edad que vive en la Ciudad de México y además carece de título universitario, pero que fue dado de alta como profesor “A” de tiempo completo devengando un sueldo de 27 mil 519 pesos.
Luego resultó que no eran 150 los aviadores sino más del doble, bendecidos también por Erika que inexplicablemente no ha sido denunciada y al parecer ya nadie molestará.
¿Y eso?
Es que el 3 de septiembre apoyó a la fracción de Morena para remover temporalmente al Fiscal estatal Jorge Winckler.
En correspondencia, de allá arriba le permitieron que sus aviadores sigan usando la pista de aterrizaje del COBAEV y también le regalaron un viaje todo pagado a Baja California Sur, para que acompañara el secretario de Gobierno Eric Cisneros, a la presentación de un libro.
Corintia Cruz Oregón fue regidora del Ayuntamiento de Xalapa durante la alcaldía de Elízabeth Morales y secretaria general del PRI durante el liderazgo de la misma Elízabeth. Más que por su trabajo en ambos cargos, a “La Güera” se le conoce por su licenciosa vida sentimental (que por licenciosa trascendió a lo público) y por un presunto desvío de recursos.
Por este señalamiento tiene abierta una carpeta de investigación en la Fiscalía General del Estado que la obligó a salir de Veracruz y a cargar en su bolso (al menos durante el gobierno de Miguel Ángel Yunes), ocho amparos para protegerla de todo mal.
¿Qué hizo a su paso por la regiduría y la secretaría del tricolor? Nada digno de contar.
“Corintia es antipática, engreída y desagradable por naturaleza. Es de esas güeras que nomás la ves y piensas ‘esta güera me va a caer mal’ y cuando terminas de charlar con ella te felicitas al descubrir que tienes dotes de adivino”, me dijo un colega el 26 de marzo del 2016, día en que tomó protesta como candidata del PRI a la diputación local por Xalapa y terminó barrida en las urnas tres meses después.
Estas dos mujeres que ya no son bienvenidas en el PRI traen asoleada a la dirigencia estatal porque quieren seguir medrando del partido.
Al parecer Corintia estaría buscando la Secretaría de Finanzas y Erika no se daría por mal servida si le dan la Secretaría General.
De que están en su derecho de pedir eso no se discute, pero que el PRI las vaya a complacer, eso está por verse.
Con tantas honestas y valiosas mujeres con las que cuenta el partido a lo largo y ancho del estado, mal haría si opta por dos cartuchos quemados con la pólvora de la corrupción.
Si el PRI se quiere lavar la cara y quitarse el estigma de corrupto y ladrón y hacedor de corruptos y ladrones, debe sacudirse a esas señoras.
Por su parte, si Erika y Corintia en verdad quieren al partido que tanto les dio y del que se han servido hasta el hartazgo, deben hacer caso a los priistas de la base que comienzan a decir en voz alta: “Dejen de fregar y por favor ya váyanse, señoras”.
bernardogup@hotmail.com
|