El choque de culturas que transforma nuestras vidas
El pasado domingo falleció en su natal Colombia el periodista Javier Darío Restrepo a quien la fundación Gabo -en la que era maestro- calificó como un “Pilar y guía en el ejercicio del periodismo ético en Iberoamérica”, por ello es que consideramos interesante compartir en este espacio algunos de los conceptos mencionados en su libro Ética Periodística en la Era Digital
Dice Javier Darío Restrepo que la Tecnología Digital se metió en la agenda de los periodistas y llegó para cambiarlo casi todo, especialmente nuestro modo de mirar y ejercer la profesión.
Todo lo anterior significa la otra grave novedad del siglo XXI: un choque de culturas que está transformando nuestra manera de ser y de vivir.
A esto habría que agregar que la revolución digital llegó sin que las reglas del juego en lo legal de ese nuevo ecosistema mediático estuvieran en su lugar. Eso ha creado una incertidumbre que pone en duda la sostenibilidad de los medios y la libertad de expresión.
La llamada neutralidad de internet aún sigue siendo amenazada sin que aun los medios hayan desarrollado un modelo de negocios y sin que existan leyes adecuadas para los nuevos tiempos, leyes que eviten el monopolio de los medios y/o el internet como plataforma de comunicación. ¿En qué consistirá esa novedad? ¿Qué debe cambiar y qué debe conservarse? ¿Se impondrá, acaso, una ética distinta? ¿Será necesario renunciar a los viejos principios y adoptar otros, a tono y en consonancia con la nueva época?
Luego de las elecciones de Estados Unidos en el 2016, el Washington Post contrató a 60 periodistas dedicados a investigar la nueva administración del presidente de la cultura digital ha afectado la manera de hacer periodismo, como se deduce de la comparación entre el periodista ciudadano (así se llama a cuantos generan información a través de alguna de las aplicaciones de la tecnología digital: celulares, tabletas, etc.) y el periodista tradicional. ¿En qué se diferencian?
? Mientras el periodista ciudadano le dedica a la difusión de información el tiempo y la atención esporádicas de un aficionado, o de quien cultiva un hobby o pasión por una actividad determinada, el periodista tradicional está consagrado de tiempo completo a la tarea de servir a las audiencias mediante una información sobre la vida de la sociedad local, o nacional, o internacional.
? El periodista ciudadano cuenta lo que pasa con imágenes visuales o sonoras que captan el hecho en el instante en que suceden. Para el periodista tradicional esa es una parte de la realidad, la otra: ofrecer antecedentes, contexto, proyecciones, otras miradas y análisis, es la que en su ejercicio profesional siente que debe servir a la audiencia.
? El periodista ciudadano no incorpora a sus prácticas la de confirmar los hechos. Para él la única verdad es la que registra su cámara y/o su grabadora de sonido. El periodista profesional sabe que es parte importante de su tarea la de garantizar la veracidad de su información; en consecuencia, da las razones para creer, que resultan del acceso a fuentes plurales y diversas y de la interpretación de los hechos.
? No es parte del trabajo del periodista ciudadano el hacerles seguimiento a las noticias. Esta tarea, que el periodista profesional cumple como parte integrante de su oficio profesional, supone acercamiento a las fuentes y, sobre todo, la visión de los hechos como parte de un proceso.
? Estas diferencias se acentúan cuando el trabajo del periodista profesional se ve guiado por una conciencia profesional que impone un talante, o manera de ser personal y profesional; algo radicalmente distinto de la actitud ocasional y esporádica de quien disfruta de un aparato con los últimos hallazgos de la tecnología digital La aparición de esta apariencia de periodismo que es el periodismo ciudadano, ha tenido, sin embargo el buen efecto de obligar a periodistas y lectores a preguntarse: ¿qué es un periodista? Las respuestas a esta pregunta han contribuido a una formulación completa de los elementos de que está hecha la identidad profesional del periodista. Y cuál es su papel en la sociedad. Contar los últimos sucesos, disponer de las últimas imágenes de los hechos que suceden, recoger una reacción frente a los hechos, opinar con los 140 caracteres de Twitter, son actividades con la que no se satisfacen los requerimientos de la profesión.
Si el periodismo se limita a esas actividades, es una profesión en vías de desaparición. El periodismo que sobrevivirá es el que, mediante una información completa, convierte al oyente, televidente o lector en conciencia de su historia. Esto lo logra el periodismo que hace entender los hechos porque interpreta, contextualiza, da antecedentes, dirige la mirada hacia otras maneras de ver los hechos y hacia las consecuencias de cuanto sucede.
Es un periodismo comprometido y comprometedor, digno y dignificado que no se limita a ser un espectador distante de la historia de cada día. Esta actividad supone una preparación académica severa y, sobre todo, es una manera de ser que la ética forja en las personas. Esta es la más radical diferencia con el periodista ocasional e improvisado.
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