No por nada Slim minimizó el mediocre crecimiento económico del país y defendió la política económica del régimen, afirmando que “lo trascendente no era si crecíamos punto cinco, punto cuatro, punto ocho, sino que se sentaran las bases de lo que hoy se plantea”. Claro, lo que se plantea son pingües negocios para sus empresas.
Pero más allá de que el empresariado voraz de siempre sea de nuevo el “ganón” de los multimillonarios contratos de obra pública -de un gobierno que “decretó” que “ya se acabó” la “noche neoliberal”-, en los cuales por supuesto no pretende invertir a fondo perdido, al echar una mirada a los proyectos que se desarrollarán salta a la vista que el estado de Veracruz no fue considerado prioritario para dotarlo de infraestructura.
Todas las obras carreteras proyectadas para la entidad veracruzana están programas para iniciarse hasta el año 2023. Esto es, uno antes de que concluyan los sexenios de Andrés Manuel López Obrador a nivel federal y Cuitláhuac García Jiménez en el estado.
En algunos de estos proyectos, además, están proyectadas inversiones ínfimas, como en la autopista Álamo-Tuxpan, a la que se destinarían apenas 300 millones de pesos, o en la de Los Tuxtlas, a donde se aplicarían 800 millones.
Las demás obras de infraestructura carretera para el estado de Veracruz son las autopistas La Tinaja-Cardel, a la que se destinarán cinco mil millones de pesos; Perote-Nautla, con dos mil 120 millones; el Libramiento Periférico de la zona conurbada de Córdoba-Orizaba-Ciudad Mendoza con cinco mil 568 millones; y el Periférico Sur de Xalapa, con una inversión de mil 576 millones de pesos. Recursos estos sí importantes, pero que comenzarían a aplicarse prácticamente hacia el final del sexenio, lo que levanta suspicacias sobre su cálculo electorero, mientras se mantiene a la entidad en el rezago en ese rubro en los próximos años.
Otras inversiones que caerían en territorio veracruzano son las que se propone aplicar en materia portuaria en Tuxpan (con apenas 81 millones de pesos) y Veracruz (aquí sí considerable, de más de 12 mil millones de pesos) entre 2020 y 2022. Coatzacoalcos no existe en este plan.
En los aeropuertos veracruzanos la inversión también será menor: apenas 730 millones de pesos en la terminal aérea “Heriberto Jara Corona” del puerto de Veracruz y 257 millones para la de Minatitlán. Muy lejos de los más de 10 mil millones para el de Guadalajara o los casi siete mil 500 para el de Cancún. Ni pensar en Xalapa o Poza Rica. Tampoco existen.
El Acuerdo Nacional de Inversión en Infraestructura del Sector Privado no contempla recurso alguno para Veracruz en materia ferroviaria. Así que quién sabe de dónde saldrá el dinero para los proyectos con los que el gobierno estatal pretende darle movilidad a la zona de la capital y sus alrededores.
¿Pero sabe para lo que sí va a haber dinero, y mucho? Para el proyecto del Estadio Nacional de México, al que se tiene programado destinarle la friolera de ocho mil millones de pesos. ¿Y para qué cree que será ese coso? ¡Claro, para jugar béisbol, el deporte favorito del presidente!
La “4T” tiene prioridades. Veracruz no parece estar entre las mismas.
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