Prosigue tranquilo, sereno:
--Somos más grandes y ricos que muchos países del continente y de otras regiones del mundo.
Hace pausa y lanza revolucionario anuncio:
--A partir de hoy nos declaramos estado independiente, libre y soberano. Cerramos fronteras, emitiremos nuestra propia moneda y estableceremos relaciones diplomáticas, comerciales y de toda índole con el resto del mundo.
--Cultivaremos más café, maíz, naranja, limón, caña, arroz, frijol, tabaco, papá, piña, vainilla. Explotaremos la madera y por cada árbol talado plantaremos tres. Exportaremos pescados, mariscos, ganado, miel, agua y, sobre todo, produciremos y venderemos gas natural y energía solar fotovoltaica a México y otras naciones.
--Crearemos una policía fuerte y capaz, expulsaremos a los grupos delincuenciales, erradicaremos la violencia. Habrá cero tolerancia en impunidad y corrupción.
--Estamos preparados para presiones políticas y económicas venideras. No nos doblegaremos. Somos ocho millones de veracruzanos dispuestos a luchar para salir del atraso, marginación y miseria ancestrales.
Sentencia contundente el orador:
--A nuestra capital, llena hoy de baches y automóviles en angostas calles, con miles de desempleados y economía deprimida, colonias pobres con servicios públicos insuficientes y deficientes, donde mafias criminales extorsionan, cobran derechos de piso, secuestran, violan y matan, la transformaremos en ciudad paradigmática, limpia y atractiva para sus habitantes, para turistas nacionales y extranjeros.
Y remata:
--Este deseo lo haremos posible con apoyo de todos ustedes. Varios países han podido. Nosotros también. Veracruz es de y para los veracruzanos.
La experiencia onírica continuó. De repente vemos un Veracruz distinto, con amplias y seguras carreteras y autopistas, un moderno ferrocarril transístmico de Salina Cruz a Coatzacoalcos.
A punto de concluir el sueño, exclama vehemente alguien entre la delirante multitud:
--¿Estás demente? No te dejarán. Vendrá el ejército. Te acusarán de traición y de paso a nosotros. Despierta o tu desvarío terminará en pesadilla. |