Lo políticamente correcto sería que Verónica Hernández Giadáns diera un paso al costado y dejara la Fiscalía; si bien sólo funge como “encargada”, muchos le han conferido mayor tamaño del que tiene, empezando por ella… luego entonces ¿qué procede? Lo políticamente correcto sería por parte del Congreso del Estado, acelerar el proceso de la convocatoria para designar a un nuevo fiscal… por ende, lo políticamente correcto conlleva a aguantar hasta entonces a la “encargada” en la Fiscalía…
Lo cierto es que de un modo u otro, la circunstancia que hoy rodea a Verónica Hernández Giadáns la aleja de participar para la designación del nuevo fiscal, no tanto por ausencia de conocimientos, que suponemos tiene; tampoco por la falta de experiencia, que ésa sí la desconocemos si la tiene en el ramo; pero sí por el antecedente que ya todos conocemos en boca de la propia Verónica: La Prima Incómoda que ya es piedra en el zapato en la administración de Cuitláhuac, al grado que hasta una senadora de Morena haya “sugerido” la “renuncia” de Verónica.
Guadalupe Hernández Hervis, La Jefa, no sólo está vinculada a la banda delictiva de los Zetas, sino que igual tiene abiertas dos carpetas por secuestro en la Fiscalía de la que está encargada la Prima Cómoda…
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Hay quienes dicen que cuando deje el “encargo”, a Verónica le tienen preparada la dirección del Registro Público de la Propiedad, es decir, bajo el manto protector de Eric Cisneros Burgos, su ex jefe, aunque para muchos, nunca dejó de serlo… así fuera en una dirección de un DIF municipal, el estigma al menos hasta este momento, perseguiría a Hernández Giadáns… la razón es simple: a diferencia de nuestra justicia, alejada de lo pronta y expedita que a veces demanda el ciudadano, el Juicio Público actúa más rápido que cualquier proceso penal y ya la marcó.
El estigma en la política es de los más comunes y para sobrellevarlo, se necesitan algunas cosas, como una paquidermis o exoesqueleto; ser un caradura y si se es responsable de algún acto deshonesto, muchos kilos de cinismo.
Ejemplos de ello tenemos varios… un Manuel Bartlett, Napo Gómez Urrutia, Elba Esther Gordillo, René Bejarano, por citar a los nacionales…
De los locales, podríamos citar a Ana Miriam Ferráez, Rocío Pérez Pérez, Vicente Benítez, Sergio Cadena, y los que usted quiera…
Conste… de un modo u otro, la Opinión Pública los condenó y puede que algunos sean responsables de actos deshonestos y otros, estén imbuidos sólo por la percepción social, tal como es el caso de Verónica Hernández, cuyo único pecado es tener una pariente Zeta…
Y uno se ha de preguntar: ¿Qué tanto puede perjudicar esa parentela? Quizás en nada; quizás en mucho, pero para algunos puede llevar a un conflicto… ¿cómo? simple: imagine que la Ministerial detiene a unos secuestradores y resulta que están bajo las órdenes de La Jefa… ésta agarra y hace una llamada a su prima para decirle que fueron detenidos unos amigos, que le eche la mano.
Debemos suponer que Verónica jamás aceptaría algo así, digo, no lo de recibir una llamada de su prima, sino alguna sugerencia de ella; pero el sólo hecho de que se diera, genera un conflicto, un problema, una incomodidad…
Lo extraordinario sería que la Fiscalía de la que está como “encargada” Verónica, detuviera a La Jefa… ¡eso sí le daría a Hernández Giadáns pasaporte para la titularidad! Se vería como una Fiscal de Hierro y reforzaría a la Cuarta Transformación de Veracruz en materia de Procuración de Justicia, hoy tan desgastada entre la inseguridad que reina y los crímenes nuestros de cada día… porque mientras, el espaldarazo que le da Cuitláhuac García a la “encargada”, sólo expone el “¡Arriba Juárez!” en que incurre el Gobernador en su administración: A mis amigos, justicia y gracia; a mis enemigos, justicia a secas. Y no todos los veracruzanos cuentan con la amistad de García… a eso estamos expuestos.
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