En dicho evento, una ponente expresó que las mujeres no debemos empoderarnos sino posicionarnos, para de esa forma, alejarnos de nuestros errores que provocan el mal ensamblamiento de nuestra sociedad, uno de ellos, la violación. Aseguró que estamos “desposicionadas” por andar a altas horas de la noche y por vestir de manera inadecuado. Continuó diciendo que los hombres no son malos, sino que nosotras estamos “desposicionadas” y que debemos regresar a la posición para la que fuimos creadas.
Pero vayamos por partes, ¿Es malo el discurso? Desde luego que no, si el discurso lo dice en su templo, pues va acorde con la forma de pensar de su religión y dirigido a los seguidores de su fe, pero quizás su opinión, como comparar a las mujeres con licuadoras ensambladas, puede chocar en un evento donde participan mujeres con diferente ideología, que perciben que no importa cómo vistan las mujeres, sino mucho tiene que ver aspectos como el machismo, la misoginia, la falta de equidad de género que generanm violencia y nos tiene en los primeros lugares de feminicidios…
El expresar su idea, su pensamiento, su religión, no es malo… hay libertad de expresión.
Sin embargo, después de la crítica que recibiera en redes sociales el discurso de la evangelista, y hasta que fuera considerado como retroceso en la lucha por los derechos de las mujeres, de inmediato el Gobierno del Estado se deslindó mediante un comunicado asegurando que ello no representa los valores, visión ni postura de esta administración; además reiteró su compromiso en la prevención y erradicación de la Violencia contra las Mujeres y las Niñas.
¡Ah! pero mal, muy mal Xóchitl Arbesú Lago, pues recordemos que ella es la titular de la Sectur gracias al empoderamiento de millones de mujeres que a través de los años han luchado por la igualdad de sus derechos para poder acceder a puestos de toma de decisiones e ir logrando la equidad entre hombres y mujeres.
Incluso, el posicionamiento evangelista dentro de un evento promocionado con recursos públicos de la dependencia que encabeza, demuestra falta de oficio político para entender el dicho bíblico que reza “Al César, lo que es del César…”
Y vuelvo a preguntarme ¿Cómo regresar a la posición para la que fui creada? ¿Para qué fui creada? ¿Cuál es esa posición?
Siguiendo el discurso evangelista “Mujeres retornando al diseño”, entiendo (si no, corríjame usted) que debo estar en casa, atendiendo a mi familia, no trabajando y siguiendo las instrucciones de mi esposo, algo que definitivamente, para los tiempos en los que vivimos, sería un total retroceso, pues me recuerda hasta el refranero popular (machista totalmente) que estereotipaba a la mujer: “Las mujeres como las escopetas, cargadas y en el rincón”.
Definitivamente prefiero empoderarme y seguir luchando por los derechos de las mujeres, por lograr la igualdad entre ambos géneros, no importa que me digan desposicionada.
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