Mientras en la otra cara de la moneda, Eric –que no veracruzano y sí bajacaliforniano- está bajo sospecha.
Bajo sospecha de adquirir propiedades en Baja California con dinero público, según denunció el 16 de octubre del año pasado, el diputado de Morena, José Magdaleno Rosales. “Dense una vuelta por Baja California para que vean todo lo que se está yendo para allá”, dijo el legislador hoy congelado por su atrevimiento.
Para su bagaje político también está la inopinada imposición de la Fiscal General, Verónica Hernández, ligada familiarmente a los Zetas.
Verónica llega a la oficina de Eric como responsable del área jurídica para dar e brinco a esa defensoría bajo esa sospechosa pretensión de que nadie estaba enterado que una parte de su familia –su tío y su prima hermana- estaban vinculados al crimen organizado.
Al expediente de Eric se suma la incapacidad para sostener la gobernabilidad en Veracruz tras repetidas embarcadas a su jefe el gobernador Cuitláhuac García, como sucedió cuando fue secuestrado por los pobladores de Chinameca, por un tema de relleno sanitario y compra venta de terrenos con “moche”.
Otro secuestro de parte de la población enardecida se sucedió en Soledad Atzompa hace algunas semanas sin mediar previo arreglo o negociación política.
¿Y qué decir de las repetidas amenazas y los porcentajes que presuntamente exige a los presidentes municipales?
La dirigencia nacional del Partido de la Revolución Democrática, desde enero del año pasado exigió al Secretario de Gobierno aclarar un presunto acto de corrupción en torno a las participaciones federales en donde se busca que los presidentes municipales firmen un documento donde señalan que recibieron el 100 por ciento de lo adeudado, pero les iban a dar solo la mitad.
“Tenemos información de varios presidentes municipales, de que el Secretario de gobierno del estado de Veracruz, Erick Cisneros, se reúne personalmente con cada uno de los presidentes municipales y les pretende hacer un trato corrupto”, sostuvo el PRD.
¿Qué pasó en realidad con la masacre de Coatzacoalcos?.. Nadie sabe, nadie supo.
Otros santitos que también cuelgan en su capilla son las divisiones por él gestadas en Morena, el desmadre armado en el Congreso del Estado para despojar a Jorge Winckler de la Fiscalía General y el albazo a la Mesa Directiva del propio Congreso que dio lugar a la caída de su presidente José Manuel Pozos.
Es asimismo del dominio público su gusto por apoderarse de jugosas plazas federales o estatales, desparecerlas de los organigramas aunque no de la nómina, ya que se siguen cobrando. De ello ya hay evidencias en la Secretaría de Finanzas.
Al sibarita también le gustan las damas con representación popular y las periodistas de buen ver.
Tiene, sin embargo, un carácter de la chingada sin descontar que el pésimo gusto es lo suyo. De manera innecesaria ha sido objeto de burletas por su singular vestimenta. Y bueno, qué decir de su ya legendario disfraz para todos santos, sin comentarios.
Pareciera que a don Eric nada le sale, aunque –¡perdón!- sí sirve para algo, para pintar guarniciones. Ya sabe usted esto de la brocha gorda se les da a los de la 4T.
Eric llega al segundo cargo más importante de la administración gubernamental en diciembre del 2018, no a instancias de Rocío Nahle, una de las cinco más cercanas a Andrés Manuel López Obrador, sino por invitación directa de Cuitláhuac, quien observa en él singular talento para la operación electoral.
La prueba la daría en la campaña por la gubernatura donde brilló al indexar al lado de AMLO a Cuitláhuac generando un efecto electoral que lo llevaría al triunfo con más de un millón 600 mil votos.
Así, Cuitláhuac creyendo que su aliado –que es ingeniero agrónomo- le resultaría con el mismo talento para la operación política, le entregaría la cartera de Secretario de Gobierno, sin jamás imaginar que desde ahí empezaría a construir su circunstancia para ser el gobernador sustituto a finales de este año.
Una revisión de sus más importantes acciones políticas en los últimos 13 meses arrojan, por sus decisiones políticas, que más trabaja en su favor que para el jefe.
Y es que cada vez que habla o la opinión pública se entera de sus acciones de manera invariable rebotan en el gobernador.
No tiene control del gabinete siendo su jefe legal en actos de corrupción y nepotismo; carece de oportunidad y sensibilidad cuando justifica la inseguridad pública; no entra al quite para temas sensibles que día a día se suscitan en los 212 municipios y sí pierde tiempo promocionando un libro “Veracruz. Un protagonista en la Conformación del Estado Mexicano”, que se ha revelado no es de su autoría y que en forma abusiva e ilegal mandó a imprimir a la Editora del Gobierno del Estado, apostando una ganancia de un millón de pesos.
Algo quiere Eric.
¿Acaso tumbar a Cuitláhuac y entrar al quite a la mala? Tal vez si, tal vez. Por lo pronto eso es lo que suena en este “Día de la Amistad” entre el gobernador y su segundo.
Tiempo al tiempo.
*El autor es Premio Nacional de Periodismo |