También los hubo en escuelas de Poza Rica, Tantoyuca, Tuxpan y Zongolica. En todos los planteles las alumnas dieron a conocer los nombres de los presuntos acosadores.
¿Qué va a pasar? Que los tendederos se van a multiplicar y las autoridades escolares que antes se hicieron de la vista gorda e incluso protegieron a los acosadores, tendrán que denunciarlos so pena de que el mundo se les venga encima.
Un caso representativo de este acoso se vive en el COBAEV 35 donde un pervertido disfrazado de maestro, hostiga a las chicas desde hace cuatro años al grado de pedirles favores sexuales a cambio de buenas calificaciones.
A este sujeto, un tal Miguel “N”, lo ha protegido la dirección del plantel a pesar de las reiteradas denuncias tanto de los padres como de las afectadas.
Pedir favores sexuales son palabras mayores que deben ser investigadas cuando antes y si en efecto el tipo es culpable, debe ser castigado de acuerdo con la ley y no cambiado de adscripción como se estila.
Las alumnas de la prepa Juárez quisieron poner su tendedero en su escuela, pero el director Javier Guiochín Hernández se los prohibió al conque de que no hay “pruebas”. Por lo que se fueron a la Plaza Lerdo y ahí denunciaron públicamente por su apellido a nueve presuntos acosadores.
Pero…
Resulta que a cuatro de los nueve al parecer los embarraron a la mala. Al darse a conocer sus apellidos, varias alumnas los defendieron en las redes asegurando que están lejos de cometer ese tipo de bajezas.
Sin duda la mayoría de los señalados son acosadores disfrazados de maestros respetables, pero puede que en esos tendederos haya maestros respetables señalados injustamente de acosadores.
Cuidado.
Una acusación hecha por venganza y al amparo de un malestar legítimo como el que tienen las jóvenes que han sido hostigadas, puede ocasionar tragedias.
Este miércoles en San Luis Potosí, un maestro que fue denunciado por acoso sexual y separado de su plantel se suicidó, pero antes posteó en sus redes: “Que les vaya bien en todo sentido y que no encuentren más personas como yo, o tal vez lo hagan, pero a mí me lastimaron, me hicieron llorar y me hicieron sentir la persona más mierda de todo el mundo, si era su objetivo, felicidades, lo lograron…”.
Urge un protocolo que proteja a los alumnos de maestros acosadores para que estos sean castigados con severidad si resultan culpables, lo mismo que los directores encubridores. Pero también urge otro que proteja a los maestros de alumnos y alumnas susceptibles a la venganza (¿No me vas a poner el diez que te estoy pidiendo? Órale, sacaste boleto, vas a ver lo que te va a pasar).
La bronca es que mientras esto sucede, muchas reputaciones y excelentes hojas de servicio docente se van a ir por el caño del excusado.
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