Siempre tuvo una respuesta valiente en momentos en que cierta prensa lo acusaba transitar del priismo, al panismo y el morenismo por conveniencia personal aduciendo que cuando se sirve en la institución no hay banderas, marcas o signo político alguno: “Solo se responde a la institución”, decía.
Así sobrevivió a la política.
Presente, sin embargo, en el imaginario colectivo sus diferencias políticas con Fidel Herrera resultante de que Edel siempre fue madracista, mientras el de Nopaltepec, traía otros datos.
Fidel se movía de acuerdo a las circunstancias políticas, que por aquel 2005 iban en favor del corrupto gobernador del Estado de México, Arturo Montiel, cabeza del llamado Tucom, “Todos Unidos contra Madrazo”, que llegó a aglutinar a gobernadores, exmandatarios y legisladores, en busca de la Presidencia de México.
Al final ni Madrazo ni Montiel ganarían.
Edel Álvarez Peña, sin embargo, continuaría su carrera política en Xalapa, luego de largos años de servicio público en la ciudad de México, el PRI y su tierra natal Coatzacoalcos.
Ya magistrado en la era de Javier Duarte no permitió una sospechosa salida jurídica en torno al asunto del asesinato de la periodista Regina Martínez y de nuevo la confronta que a final de cuentas terminaría en diálogo de ambas partes.
Días difíciles estarían por venir cuando arriba al poder el gobernador de las tempestades, Miguel Ángel Yunes, el amigo de nadie, momentos en que se registra la asunción de Álvarez Peña a la titularidad del Poder Judicial.
Los que siguieron fueron tiempos de presión y exigencias.
De sortear en el día a día las exigencias del ejecutivo sin violentar la ley y de medir paso a paso cada acción judicial que se tomaba particularmente porque el titular del Poder Judicial nunca estuvo dispuesto a violentar el marco jurídico ni constitucional.
La relación se descompondría de manera violenta una vez que Yunes Linares concluyó su efímero y catastrófico mandato al presionar y cuestionar las liberaciones de los duartistas y señalarlo en privado y también en público, de violentar la ley.
Ello daría lugar a una brusca ruptura, fin del diálogo y mantener una postura respetuosa con la nueva autoridad, Cuitláhuac García Jiménez.
Pero como en la casa del jabonero, cuando no caes resbalas.
También fueron públicas y repetidas las advertencias de Cuitláhuac García por llevar a juicio y eventualmente a la cárcel a su par del Poder Judicial.
Le adelantó que sería investigado y una clara muestra del coraje que le traía al otro poder, fue cuando le tiró plantón luego que el pleno de los magistrados del Poder Judicial lo invitaran a desayunar e iniciar el diálogo entre poderes.
Por respuesta Edel Álvarez Peña, siempre conservó el liderazgo y cordura sin manifestar actitudes de arrodillamiento o entreguismo.
Al paso de los días, las semanas y los meses la situación empezaría a distenderse gracias al puente tendido por el entonces Presidente del Congreso del Estado, José Manuel Pozos.
Luego vino el diálogo directo con el gobernador, el llevar la fiesta en paz y a dejarle ver el torpe gobernante moreno, que la 4T había llegado para quedarse, situación que el magistrado entendió a cabalidad.
Por esos días de diciembre del año pasado, al abrirse la posibilidad de extender su periodo como magistrado presidente, gentilmente declina sin exigir a cambio una sala para refugiarse como era costumbre entre magistrados presidentes salientes.
Prefiere salir de Xalapa solicitando al mismo tiempo a las nuevas autoridades le asignaran la tarea de magistrado visitador, una salida digna ante la desmedida ambición de poder de parte los morenos.
Finalmente, la semana que terminó el TSJ anuncia la posibilidad de que él y dos magistrados más extiendan su periodo por un lustro más como magistrado, tal como lo marca la ley, Álvarez Peña, sin embargo, se decide por el retiro definitivo cerrando así todo un ciclo de vida pública.
La de Edel ha sido una historia en busca de la dignidad política hoy extraviada.
Tiempo al tiempo.
*El autor es Premio Nacional de Periodismo
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