Enfadado por los cuestionamientos que se enderezan contra el trabajo desempeñado por su designado subsecretario todopoderoso, el presidente reclama la sapiencia del epidemiólogo que desde el inicio de la pandemia da muestras de conocimiento y capacidad aunque haya incapaces o tendenciosos a quienes les moleste.
Según el presidente, con la pandemia todo va bien, pues el blindaje de López Gatell es absoluto. Además de su mal ejemplo nacional ante las medidas de prevención a contagios, el presidente ha tenido que hacer varios respaldos públicos al responsable del manejo y tratamiento de la pandemia ante los reproches o los ataques que se le hacen, para asegurar que su experto no solo está haciendo el mejor de los trabajos sino que cuenta con su reconocimiento. Nada hay que discutir. El científico López Gatell camina con el andar sereno del favorecido por la venia del más poderoso.
Pueden continuar los señalamientos, pueden seguir las malas opiniones de los expertos nacionales e internacionales, pueden reunirse para solicitar su salida ante los desastrosos resultados, criticar e insistir en la errática y fallida acción respecto del manejo del COVID-19. Nada, ni los muertos ni la falta de medicamentos y equipo sanitario en los hospitales, nada socava la autoridad conferida, la unción continúa dándose cada mañana, que digan lo que quieran, estamos complacidos con lo hasta ahora realizado.
Mientras las críticas le pasan de largo al poderoso señor Gatell, el científico y funcionario de la salud, trasmuta a vocero político y con esa metamorfosis asegura complacer a quien debe hacerlo; custodio de los datos oficiales enfrenta a los conservadores que se atreven a intentar poner en duda los empeños de una buena estrategia en tiempos de la transformación; la miseria de sujetos e instituciones que, despechados por la pérdida de privilegios, tan solo quieren atacar, ahora tienen en el subsecretario la contención que se merecen, nada de cuestionar, todo está bajo control.
Aquí se aplanan curvas aunque las veas con pico, se doman pandemias que no obedecen, se asignan semáforos a contentillo, según si el criterio es contagios o ventas, turismo o enemigos políticos. Se encierra a la población cuando hay fase dos y se saca a la calle cuando hay fase tres. La nueva normalidad se aplica si es que el presidente lo pide porque quiere recorrer el país sin cubrebocas, dando besos, abrazos, saludando de mano. Aquí los funcionarios usan cubrebocas sólo cuando el presidente no los ve.
Entonces, ¿quién controla la pandemia? Pues López Gatell, el súper subsecretario que lo mismo regaña a los conservadores y neoliberales por criticar al presidente, que da consejos de economía, que tiene el mal de la “chimoltrufia”, porque hoy se contradice con lo que dijo ayer.
Un epidemiólogo que no le ha atinado a ninguno de sus cálculos, por más generales que han sido. Un encargado que desdeña públicamente el uso de cubreboca, que contradice a la OMS. Que se ha peleado con todos sus compañeros del gabinete y con los gobernadores del país, muchos de los cuales han solicitado su renuncia. Un responsable que no lo es, porque la culpa siempre es de otros. Enfermos imprudentes que se mueren por gordos o ancianos.
Un funcionario que se ha convertido en un popular meme. Un tipo cuya imagen social y cotidiana se asocia a la burla de los errores, las mentiras, las equivocaciones. Un claro ejemplo de lo que se hace mal.
Sería más cómico si no fuera tan trágico. Porque cada equivocación de este señor “responsable”, ha significado miles vidas.
Pero como el presidente no se equivoca, entonces López Gatell seguirá al cargo, haciendo lo único que es obvio que hace muy bien, halagar al que le es necesario hacerlo.
LA BITÁCORA DE LA TÍA QUETA
Seguiremos en defensa de los bosques de Coatepec, porque invadirlos y ocuparlos, es agredirlos.
mquim1962@hotmail.com
Twitter: @mquim1962 |