Le explico.
Con mi esposa a quien de cariño decimos Vivis y mis dos hijos Fer y René, salimos temprano con nuestro cubre-bocas a caminar y practicar el trote, de hecho, lo estamos haciendo en una vitapista que se encuentra a 20 metros de nuestra propiedad y adyacente al rio Sedeño, misma que abarca desde la cascada Salto del Gato ubicada abajo del puente del bulevar Xalapa-Banderilla y finaliza en La Haciendita recorriendo el fraccionamiento Lucas Martín y las colonias Naranjal, Lomas de Sedeño y Del Moral; sin embargo, en estos días lluviosos, la vitapista se moja provocando lodo en algunas partes que no permite practicar bien la caminata y el trote.
El caso es que decidimos caminar y trotar en un circuito que trazamos dentro del mismo fraccionamiento.
En ese sentido, mientras mis hijos realizaban la calistenia para iniciar el trote, mi esposa y yo nos adelantamos sobre dicho circuito; cuando Fernando y René terminaron de realizar sus ejercicios, pasaron trotando a un lado de nosotros hasta que los perdimos de vista en el horizonte.
En ocasiones, mi hijo Fer se adelanta y deja un poco más atrás a su hermano René, pero si René se llega a atrasar un poco, conoce bien el trayecto de dicho circuito y después de dos vueltas llega a casa sin ningún problema pero la verdad es que la mayoría de las veces, Fer lo lleva a casa para poder continuar con su trote sobre dicho circuito.
Sin embargo, hoy, René no hizo lo acostumbrado de llegar a casa; deducimos que quizás algo llamo su atención y se entretuvo en la entrada a la Hacienda Lucas Martín delimitada por una reja metálica grande y negra, de esas que ya no se realizan actualmente.
El caso es que mi esposa y yo terminamos de caminar, pasamos comprando pollo en una esquina del fraccionamiento y llegamos a casa seguros de que René ya estuviera ahí pero René todavía no llegaba.
Debo decir que por su situación de Autismo y debido a que René no habla, nos alarmamos tremendamente, pero reflexionamos en que quizás se había seguido con su hermano para dar otra vuelta al circuito, el caso es que cuando Fernando llegó sin René, nos alarmamos aún más y salimos inmediatamente en su búsqueda sobre dicho circuito y nada, mi esposa preguntó a mi cuñada Alicia quien vive a dos casas de la nuestra sobre la calle Librado Basilio Juárez y nada, no estaba con ella, preguntamos con algunos vecinos si no lo habían visto pasar y no lo vieron, preguntamos en la tienda de abarrotes “El Frijolito”, a los guardias de los retenes y René no se encontraba por ninguna parte.
En la caseta de vigilancia de la Sección D de Lucas Martín que se encuentra a un costado de la entrada a la colonia El Naranjal el vigilante muy amable me dijo que llamaría entonces a la patrulla para que nos ayudara a buscarlo, agradecí su valioso apoyo porque la verdad estaba como ausente y mi cerebro repleto de malos pensamientos.
El guardia de la caseta llamó al 911 y me paso el auricular; el policía que me atendió del otro lado del auricular también muy amable me pidió mis datos y la descripción de René; le di todos los datos y por fortuna la patrulla se encontraba muy cerca pues llegó como en 5 minutos al lugar en donde nos encontrábamos.
En el transcurso de esos 5 minutos, llegó otro vigilante a la caseta y cuando le platicamos sobre el suceso nos dijo, -creo que por el Oxxo se encuentra un joven con la descripción que me está dando de hecho pasé por ahí-. Descansé un poco con la esperanza de que fuera René, cuando en ese momento llegó la patrulla-camioneta de Seguridad Pública y les explique brevemente lo sucedido.
-Vamos rápido a buscarlo señor; suba a la camioneta-. Me dijeron los amables policías.
Nos dirigimos a toda velocidad al Oxxo que el vigilante nos había dicho y ni afuera ni tampoco adentro se encontraba mientras que la culpa que me invadía era tan grande en mi mente y mi corazón estaba a punto de explotar de lo rápido que latía, sentía que el mundo se me venía encima; estaba realmente muy espantado de que algo le sucediera.
Cuando en eso seguimos en la patrulla por la Avenida Colegio Preparatorio cuando de pronto vi a mi muchacho y entonces fue que pude respirar hondo y profundo; descansé realmente.
De hecho, ya estaban dos camionetas más de Seguridad Pública con la descripción resguardando a René que estaba parado en la entrada de la Hacienda Lucas Martín.
Uno de los oficiales me dijo que le hablaban pero que no les hacía caso. René es un joven eso sí con un gran sentido común, quizás pensó en sus adentros,
-bueno pues ya que me perdí, mejor me quedo en este lugar para que me vean rápidamente-.
Es posible que le haya llamado la atención las huellas de piedra negra de la doble rodada de la hacienda, misma que se pierde a lo lejos en una iglesia que se encuentra en su interior; quizás le llamó la atención sus jardines, no lo sé pero finalmente, ahí estaba parado sin expresión alguna, como si nada hubiera pasado.
Algunos de mis vecinos se pararon en la calle para preguntar qué pasaba y les agradezco; quizás pensaron en su interior que me estaban deteniendo por algún delito cometido. El Maestro y Coordinador del proyecto de Desarrollo Sustentable del Río Sedeño Francisco Vázquez Ávila de plano se detuvo en su camioneta con su esposa y me preguntó teniendo como testigos como a diez policías que si todo estaba bien y le contesté que todo estaba bien gracias a Dios; que René se había perdido y que los oficiales me habían ayudado a localizarlo.
Por el trajín y la terrible confusión, salí corriendo y no me llevé mi celular por lo que inmediatamente agradecí y pedí a los oficiales me ayudaran con una llamada a mi esposa quien también estaba en casa hecha un mar de lágrimas pero con la esperanza puesta en que llegaría con René y así fue.
Y no tan solo eso sino que los bondadosos oficiales todavía nos llevaron a casa y después de solicitar mis datos para su bitácora, se despidieron tan amables como habían llegado.
No sabe usted mí apreciado lector (a) como valoro la actitud de estos guardianes del orden que la verdad, no tuve la delicadeza de preguntar sus nombres pero que rápidamente se movilizaron en la búsqueda de René.
Valoro mucho también el hecho de que rompieron récord en la hora de llegada y que rápidamente se movieron en el fraccionamiento para localizar a nuestro hijo.
Reflexiono en que, en algún momento de su vida mi apreciado lector (a), usted a necesitado o alguno de sus familiares y amigos a solicitado la ayuda de la policía y que por X o Y razones quedó con las ganas de agradecerlo personalmente.
Pero el servicio que la policía de la Secretaría de Seguridad Pública y Municipal de Xalapa brindan a la sociedad veracruzana y en este caso en Xalapa, es una verdadera bendición.
Es por eso que, a través de este medio, agradezco profundamente a mi Dios Todopoderoso por habernos devuelto a nuestro hijo y hermano de mi hijo Fer quien también estuvo muy preocupado.
Agradezco profundamente al vigilante de la caseta de la Sección D del fraccionamiento Lucas Martín por su apoyo invaluable.
Finalmente agradezco profundamente a la excelente y destacada labor de la policía de la Secretaría de Seguridad Pública y del H. Ayuntamiento de Xalapa, muy particularmente a los distinguidos, amables, empáticos y humanitarios oficiales de la unidad A-001 que por lo desorientado que me encontraba en ese momento, no pude observar si era de la Secretaría de Seguridad Pública del Estado o del H. Ayuntamiento de Xalapa.
Que Dios los bendiga siempre.
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