Que la iglesia quedó en manos de Lutero ya que tras lo incautado por el gobierno de López Obrador a los ladrones del pasado, terminaron quedándoselo funcionarios del presente encargados de cuidar lo robado.
Y es que tras presentar su renuncia al Instituto para devolver al Pueblo lo Robado, Jaime Moreno, se corre el maquillaje de las pillerías que descubrió:
“Robo de joyas, manipulación de subastas, apropiarse de los premios y no liberar dos mil millones de pesos que supuestamente se usaron para pagar los premios de la rifa del avión presidencial”.
A la dimisión se sucede la inmediata respuesta presidencial de no abordar en tema en directo, tan solo una declaración de López Obrador en el sentido que el dimitente está “fatigado” como si la fatiga fuera el justificante de las raterías.
Las pruebas, sin embargo, son irrefutables al encontrar el dimitente Jaime Cárdenas “conductas de funcionarios contrarias a las normas legales; mutilación de joyas, contratos favorables a las empresas y no al Instituto para devolver al Pueblo lo Robado”.
Así, el modelo de honestidad y justicia del gobierno del cambio queda en entredicho al comprobarse que los diamantes, zafiros y otras piedras preciosas fueron sustituidas por falsas o robadas por los cuestiones de esos bienes.
Y por más plastas de maquillaje que quiera imponer el gobierno hay una verdad inocultable.
Hoy fue ese inservible instituto –ya que debería corresponder a la Fiscalía General o al SAT o a la Secretaría de Hacienda asumir las funciones de ese instituto para “Devolver al Pueblo lo Robado”, pero no, el autoritarismo impone.
Y como las transas de hoy, ayer lo fueron las engañifas de la rifa del avión no rifado o el encharcamiento de “Dos Bocas” que “en media hora se seca” cuando en los hechos se observa el proyecto dos metros bajo el agua.
¿Y el engaño de las concesiones, sin concurso, del Tren Maya a Carlos Slim? ¿Y la necedad de poner de albañiles a los militares en la construcción del aeropuerto de Santa Lucía?
Son muchos los frentes que tiene abiertos el señor López Obrador que se pasa en las mañaneras dando explicaciones y regañando o agrediendo a los periodistas, riéndose malévolamente de los titulares que documentan las masacres y hacen públicas las corruptelas.
Desgarbado y fachoso se presenta ante la opinión pública –porque así se lo han aconsejado sus publicistas para parecerse al ex presidente de Uruguay José Mujica- evocando paradigmas de honestidad que no existen en su gobierno y tomando como modelo a Mussolini, Hugo Chávez o Fidel Castro.
Esa es la cara del verdadero López Obrador, que va por el perpetuamiento, si antes no lo ataja el “pueblo bendito”.
Por lo pronto en Veracruz, el Veracruz que este fin de semana visita para abrazar a su “Juanito”, es sensible el hartazgo
Tiempo al tiempo.
*El autor es Premio Nacional de Periodismo
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