La Banca nuevamente tiende sus redes a los deudores para mantenerlos quietos ¿el mecanismo? reestructuras que prometen disminuir las tasas de interés, capital, y pagos hasta en un 25%, y ampliar el plazo original de pago hasta en un 50%.

¡No nos engañemos!, ningún plan de reestructuras dará resultados satisfactorios, mientras la economía del país no repunte. El problema de la cartera vencida no se solucionará hasta que la economía nos sea favorable a todos.

Ni bien han terminado los programas de diferimiento de pagos para quienes lograron acceder a ellos, una ola de quejas sobre abusos reales cometidos por los bancos comienzan a encabezar las listas de afectaciones sobre los ingresos mensuales de los mexicanos.

Por ejemplo, que alguien tomó el programa y al cuarto mes lo dejaron sin quincena porque el banco se cobró “de un solo golpe” lo acumulado durante los 4 meses; o que el banco no esperó el pago espontáneo de una tarjeta de crédito, y tomó de otra cuenta (débito) que tenía en el mismo banco el pago del mes corriente; o, que alguien accedió vía telefónica al programa y le dijeron que éste no le iba a generar intereses y a la mera hora sí los generó, haciéndole pagar incluso por adelantado.

Recuerda cuando allá por el mes de marzo a pregunta pública y abierta sobre la confiabilidad de esos programas, el Barzón pedía a los interesados observar las “letras chiquitas” y siempre documentar por escrito todos los acuerdos con su banco, precisamente porque ya los conocemos y ahora que nos toca recoger los testimonios de quienes por necesidad optaron por creerle a los bancos, ello nos motiva para desplegar acciones más reflexivas sobre esta nueva estrategia: las reestructuras.

Hace un mes se nos advirtió que ya no podrían esperarnos más y que tendríamos que comenzar a pagar, prometiendo que si bien se acabó la tregua, las instituciones financieras ajustarían sus esquemas de pago a “la nueva realidad”.

Cuidado. Las campañas publicitarias para recabar la firma de los deudores y comprometerlos a enfrentar sus deudas, siempre terminan mal porque los programa que anuncian como “trajes a la medida” no son acordes a la capacidad de pago del acreditado.

Por lo que una buena recomendación es, sí acercarse al banco a conocer las opciones ofrecidas pero evitar aceptar o firmar lo que no se podrá pagar.

Porque estos programas contribuyen a desviar la atención de lo que debiera ser una exigencia generalizada hacia el gobierno: ¿qué atención e interés le merece el problema de la cartera vencida?, ¿cuál es el apoyo que les está dando a los deudores?, ¿cuál fue su estrategia para evitar la pérdida de empleos?, y ¿cuál ha sido la estrategia de reactivación económica? ante el masivo cierre y quiebra de empresas.

Una sola respuesta parece responder a todas esas preguntas: no les interesa.

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