Ricardo insistía en que ingresara al Pentathlón todo el tiempo.
A propósito me invitaba a su casa que se encontraba frente a la mía en la calle Niños Héroes de la colonia Laureles de Xalapa, para mostrarme sus fotos y sus impecables uniformes con sus brillantes herrajes y sus botas con agujetas blancas siempre bien lustradas.
“Vamos al Pentathlón Fer”, -me decía-. “Por los deportes que practicas sé que te gustará”.
Mi amigo Ricardo (Tado) García Pichardo, llegaba los domingos de sus entrenamientos matutinos y por la tarde, nos reuníamos para platicar sobre lo que hacían en el Pentathlón Deportivo Militarizado Universitario.
-“Mira Fer, como es una institución militarizada, hay que levantarse muy temprano, ahí la disciplina y la puntualidad son fundamentales; de hecho, dos días entre semana, estamos entrenando a las 5 de la mañana”.
“Los domingos, primero marchamos y posteriormente realizamos los deportes que se practican. Un Domingo vamos a la alberca del IMSS y otro no, la clase es cada 15 días pero después de la instrucción de Natación que es de dos horas, nos dejan dos horas más para jugar y practicar los clavados en el trampolín”.
“Ahorita estamos en un reclutamiento para ascender a cadetes y mi Jura de Bandera Nacional será el Domingo 9 de Agosto, o sea dentro de 15 días”.
“Si decides ingresar nos podemos ir juntos, yo salgo a las 5 de la mañana los domingos para entrar a las 6, pero también están conmigo en el Penta algunos vecinos de nosotros como Emilio López González que vive aquí arriba, Isidro Ortiz quien vive en Emilio Carranza; El Chaco y su hermano Pablo que viven aquí a la vuelta en Enrique Guerra esquina con Coyoacán y juntos pasamos por otro amigo que vive en Sarabia y que se llama Jesús Ángel Guevara Ortiz”.
Ese día, gracias a la repetida invitación de Ricardo, tomé una de las decisiones más importantes en mi vida.
-Ok Tado, me convenciste, pero debo decirte que ingresaré al Penta el mismo día de tu Jura de Bandera, es decir, dentro de 15 días, porque este Domingo que viene, participaré en una carrera atlética y no podré ir.
-“Ok”. Me contesto satisfecho.
Eran las 5:45 de la mañana del Domingo 9 de Agosto de 1981.
Tenía entonces 15 años de edad, por lo que con previo permiso de mis papas, llegue ese día en taxi a la comandancia de la Sub-Zona Xalapa del Pentathlón que se encontraba en ese entonces en el Parque Deportivo Colón.
Los reclutas que tenían su Jura de Bandera Nacional ese Domingo para graduarse como cadetes, habían sido citados a las 5 de la mañana. El Sábado anterior, llovió abundantemente por lo que ese Domingo, había mucha humedad, hacía frio y estaba totalmente nublado.
De la boca de los 32 reclutas que marchaban al Paso Redoblado sin camisa en una calle adyacente al Colón, salía humo por el vapor de su aliento, que se condesaba al entrar en contacto con el aire frío del exterior.
Un hombre más pelón que los mismos reclutas que marchaban en 3 columnas, delgado, correoso, y muy alto, como de 40 años y con voz de mando, les indicaba el Paso Veloz.
Sus pisadas que caían con fuerza, hacían retumbar el concreto de la calle, al mismo tiempo que repetían una porra que decía: Ahijín ahijón ahijesa, ahijín ahijón ahijesa, pin pon pesa, pin pon pon, Patria Honor y Fuerza, Pentathlón.
Un promedio de 40 jóvenes entre mujeres y hombres quienes posteriormente se convertirían en amigos entrañables, debido a la densa neblina, de momento perdimos de vista a los reclutas que marchaban a Paso Veloz, sin embargo, casi llegando sobre esa calle esquina con Magnolia, pudimos escuchar sus desplantes con los que al unísono, realizaron la media vuelta.
Los reclutas que ese día serian graduados a cadetes y entre los que se encontraba mi amigo Ricardo, repetían entonces otra porra siguiendo la voz de mando: Osos, osos, osos grises, grises osos, osos grises, grises son, penta penta, Pentathlón.
No estaba enterado que ese Domingo iniciaría el nuevo reclutamiento, que días antes, el Pentathlón había abierto una convocatoria de invitación para todos los jóvenes xalapeños y que ese mismo día, sería como quien dice, nuestro primer día de entrenamiento; Ricardo no me lo había explicado o tal vez no se acordó.
En ese momento, apareció de pronto al lado de nosotros, un joven impecablemente uniformado como de mi edad.
Portaba camisa y pantalón gris, cuartelera azul marina, botas con agujetas blancas y cordones de mando en sus brazos, sigilosamente se nos acercó a quienes nos encontrábamos observando impresionados la marcha de los reclutas y entonces nos preguntó.
-“Señores y señoritas, ¿ustedes son quienes vienen al nuevo reclutamiento?”
-Sí. Le contestamos al unísono.
-“Ok. Decirles que, soy el Sargento Gil Arturo Gallardo Resendez. Síganme por favor”. Nos dijo.
Entramos al Deportivo Colón por un pasillo que conducía hacia las gradas donde otros grupos de hombres y mujeres uniformados de Gris Acero, marchaban, mientras otros más, realizaban sentadillas y lagartijas a la orilla del campo de Béisbol.
El Sargento Gallardo nos instruyó a que nos formáramos hombres y mujeres juntos en dos líneas, mujeres adelante y hombres atrás de ellas; entonces dijo señalando a algunos de los hombres incluido yo.
-“Tú, tú y tú. Tienen que cortarse el pelo. Es posible que no hayan leído bien la convocatoria pero el corte de pelo es Estilo Militar”.
En ese momento, el Sargento Gallardo, se quitó la cuartelera de su cabeza para enseñarnos el corte de pelo Estilo Militar por el frente, a los lados y atrás. Paso seguido, se colocó entonces su cuartelera y agregó con energía.
-“Decirles que el Pentatlón Deportivo Militarizado Universitario, es una Escuela Nacional de Formación Ciudadana que, al ser militarizada, no permite retardos, escusas, ni nada por el estilo”.
“Ustedes tienen que ser muy puntuales pues la educación e instrucción militar y deportiva de nuestra institución, son fundamentales en la preparación de los elementos de nuevo ingreso para el buen cumplimiento de sus hábitos y deberes”.
“La instrucción militar tendrá como objetivo formar elementos aptos y capaces de cumplir las múltiples misiones que el servicio impone, creando en ustedes, la responsabilidad y reflejos, que más tarde, en el desarrollo de sus actividades, les permitirá ejecutar de manera consciente, todo cuanto se les haya enseñado”.
“El Pentathlón busca y enseña fundamentalmente el desarrollo y la firmeza de su carácter, desarrolla su fuerza de voluntad, un profundo sentido del deber y un elevado sentido del honor y el amor a la patria. Aunado a estas cualidades morales, el recluta necesitará de un cuerpo sano y un organismo endurecido para resistir las más severas fatigas físicas”.
“Explicarles que ustedes estarán entrenando los sábados de las 16:00 a las 18:00 horas y los domingos de las 6:00 a las 14:00 horas”.
Como si lo hubiera hecho a propósito, el Sargento Gallardo entonces lanzó un gancho que nos hizo permanecer.
“De entrada les comento que se acerca el desfile deportivo del 20 de Noviembre en el que todos ustedes participarán con el Pentathlón; quienes son estudiantes no se preocupen pues nuestro Comandante de la Sub-Zona Xalapa, enviará una carta para pedir permiso a los directores de sus escuelas”.
“Por el momento, repasaremos posiciones fundamentales que ustedes como estudiantes ya deben saber, es decir, la posición de firmes y descanso, así mismo, repasaremos la media vuelta, paso al frente, paso de costado a la derecha y a la izquierda, franco derecho e izquierdo y medio franco izquierdo y derecho, así como el paso redoblado. También tendremos más tarde, instrucción físico-deportiva…”
Ese Domingo 9 de Agosto de 1981, conocí a quien se convertiría en un amigo entrañable y respetado como lo fue para mí el Sargento Gil Arturo Gallardo Resendez.
En ese sentido, fue hasta el descanso que tuvimos ese día, que pude dialogar con mi buen amigo y vecino del barrio Laureles, Ricardo García Pichardo.
-“No tengo palabras para expresarte, el gusto que me da que hayas venido al Penta”.
“Mira Fer, -me dijo entre otras cosas señalando hacia el campo-, aquellos hombres que están allá parados platicando, son quienes mandan aquí en el Pentathlón, el alto y delgado, es el Comandante de la Sub-Zona Xalapa, José Carlos Cabrera Flores, los otros tres, son los comandantes Enrique Arismendi Pacheco, Jorge Anell y el Maestro Limón”.
“Ocasionalmente, llegan otros comandantes como lo es Jorge Pensado. Pero déjame decirte que todos ellos, fueron alumnos de nuestro fundador del Pentathlón en Xalapa, el 2do Comandante de Caballería, Carlos Padilla Becerra”.
El espectáculo que pude presenciar posterior a ese descanso que se convirtió en una amena charla con Ricardo, por poco y me hace renunciar a las filas del Pentathlón, yo dije entre mí, -esto fue debut y despedida-, pues después de una exhibición de saltos acrobáticos en los que participaría de manera brillante el Sargento Gil Arturo Gallardo Resendez y los reclutas quienes realizaron saltos mortales con cuchillos, con una moto a toda velocidad, así como aros y camas de fuego, el extinto Comandante Cabrera, formó a los 32 reclutas en 2 hileras de 16 cada una y con un espacio de aproximadamente 2 metros viéndose unos a otros.
Acto seguido, se quitaron sus fajillas del pantalón, las doblaron por mitad y le bajaron las horquillas hasta el dobles; posteriormente, uno a uno fueron pasando de espaldas con las manos en la nuca por la famosa “Pasada por 2” sujetados de la playera por Cabrera quien caminaba frente a ellos para que pasaran lo más despacio por la cueriza, misma que forma parte de las pruebas para ascender a cadetes en el Pentathlón.
Posteriormente, una gruesa tabla esmaltada de blanco que por un lado decía “Me vez y sufres” y del otro lado, “La dolorosa”, era sujetada con las dos manos por el imponente Cabrera quien les preguntó a cada uno.
-¿Cuál quieres Ricardo, “La dolorosa” o “Me vez y sufres”?
Cada uno de los 32 reclutas, iba escogiendo el lado del tablazo que Cabrera les dejaba caer por las nalgas con todas sus fuerzas.
Luego los bautizó con un marrazo que les iba dando con orgullo a cada uno por su graduación. Hincados, les dejaba caer como a 40 centímetros el marrazo en la cabeza mientras simultáneamente decía.
-“Yo te bautizo en el nombre del Penta…thlón.”
Y bolas.
En fin, con el paso de los años, ese joven sargento de 14 años que ese día conocí, posteriormente con el grado de Primer Oficial, llegó a tener entre otros cargos dentro de nuestra querida institución el de ser Comandante de la XXX Zona-Veracruz del Pentathlón Deportivo Militarizado Universitario y posteriormente como 2do. Comandante, Jefe de la Sección Técnica del Estado Mayor de Zona.
El 2do. Comandante Licenciado en Derecho Gil Arturo Gallardo Resendez, era del 1° de Septiembre de 1966. Había Ingresado al Pentathlón a los 10 años de edad, sin embargo, siempre fue un tenaz y perseverante elemento que nunca se conformó con nada.
Simultáneamente, aparte de que fue buen estudiante, a pesar de que el Pentathlón imparte diferentes estilos de defensa personal, ingresó por decisión propia al Karate Shotokan que es el primer estilo de Karate-Do japonés donde logró acompañado de quien fue Comandante de la Sub-Zona Xalapa, Luis Morales, la Cinta Negra en esta extenuante disciplina que practicó durante toda su vida.
El Comandante Gil Arturo Gallardo Resendez, dejó sin duda muy buenos amigos dentro de toda la XXX Zona-Veracruz del Pentathlón quienes lo quisieron como un verdadero hermano, entre ellos, los actuales Comandantes de la XXX Zona-Veracruz y del Estado Mayor de Zona, Roberto Salas León y Cutberto Ronzón Chama, sin embargo, es mi deseo recordar a quienes fueron también buenos amigos de Gil dentro de las filas del Penta de hace 40 años cuando lo conocí y a quienes de antemano pido una disculpa por no recordar sus nombres completos, incluso, por recordar algunos de ellos por sus apodos.
Sin duda, algunos de ellos son el mismo Ricardo García Pichardo, Luis Morales, (quien aparte era vecino de Gil en la calle Rafael Ramírez), los hermanos Amado y Fernando Silva Tiburcio, Isidro “Tío letanías” Ortiz, Jesús Ángel “La base perfecta” Guevara, Emilio López González, Maximino (Maxi quien tocaba la Quena hermoso), Celia, Gema, Martha Camacho, Erika, Lourdes (Gatita), Martita, los hermanos Perla, Jesús y el extinto Jhony Montero, el Doctor Monje, Pedro Carmona y Pedro Moreno de Coatepec, El Caballo del barrio El Dique.
Los hermanos Ely (su eterna novia y amada esposa), Rosy y Miguel Hernández; los hermanos Piña, Antonio Cañas, Galán (quien ahora es un destacado integrante de Ejercito Mexicano). Los hermanos Chaco y Pablo, El Doberman, El Bubulubu, El Canelo, el extinto Roque (Roquefort, excelente y reconocido peluquero de Revolución. Muy cerca de El Árbol).
Otros de los buenos amigos de Gil Arturo fueron los destacados Primer Oficial Viveros (quien ahora es un destacado integrante de la Marina Armada de México), y el Cabo Salvador (Chava); Antonio “El Fufumato” Colorado, El Joda, Arnulfo “El Cuervo” (quien era excelente en la Policía Militar del Penta), Nicolás “El Kemer”, Alejando “El Top Gum”, “El Veinte” y muchos amigos más.
Hace 41 años el Comandante que hacía honor a su apellido Gallardo, se hizo novio de Elia Ruth Hernández con quien contrajo matrimonio y tuvieron dos amados hijos, Carlos Arturo y Daniela Guadalupe Gallardo Hernández.
Gil Arturo, partió de este mundo terrenal a los 53 años por complicaciones del Covid-19; estuvo luchando por su vida en el CAE por espacio de una semana, sin embargo, el Viernes 21 de Agosto de este 2020, fue llamado para descansar de la ardua instrucción militar y deportiva en los brazos del Señor.
Pero el honorable Comandante Gil nos dejó sin duda una gran herencia que nos servirá para toda la vida, y eso es el amor a la patria, a sus símbolos y al Pentathlón.
Todos quienes pertenecemos al Pentathlón, hubiéramos querido estar con él en su despedida pero tan solo pudieron estar con él, su familia y los comandantes de la XXX Zona-Veracruz y del Estado Mayor de Zona, Roberto Salas León y Cutberto Ronzón Chama.
Los tambores y cornetas, así como el pectoral del Pentathlón que Salas León colocó sobre su brillante ataúd de madera tallada, hablaron con tristeza y dijeron más que mil palabras sobre las enormes raíces que el Comandante Gil Arturo Gallardo Resendez, echó en el Pentathlón, su querida institución de la que solo muerto pudo salir de ahí.
Que Dios te cuide y te proteja allá en el cielo. Un lugar hermoso que sin duda mereces.
Descansa en paz querido amigo.
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3er. Oficial Instructor de Cadetes de Infantería |