Ocupados como están, en Palacio Nacional, en resolver –al menor costo posible- la designación del nuevo dirigente de Morena, poco tiempo han tenido para atender las numerosas quejas que seguramente les han llegado sobre el desorden que se vive en Veracruz.
Una más de las semejanzas de Morena con el viejo priismo, es que ellos mismos se convierten en sus peores enemigos.
Hoy a los gobiernos de Morena no les preocupa lo que les puedan decir, o reclamar los panistas, o los priistas, o la llamada “chiquillada”. Sus más severos conflictos surgen desde las entrañas mismas del Movimiento de Regeneración Nacional.
Veracruz no sólo no es la excepción. Es, quizá, el ejemplo que ha cundido al resto del país.
Las alianzas “de facto”, los “proyectos de grupo”, los “compromisos de palabra” se están cayendo, uno a uno. Hoy las figuras más preponderantes del distintivo guinda están confrontadas entre sí, y las consecuencias podrían ser catastróficas. Así como repentino fue su ascenso, de la misma manera podría darse su estrepitosa caída.
Muchos de los conflictos han surgido porque más de uno le apostó a que Cuitláhuac García se iría el próximo mes de diciembre, y por lo tanto nada tendría qué ver en la designación de las candidaturas del 2021.
Sin embargo, la posibilidad de una salida anticipada del actual gobernador se ve cada vez más lejana y, por el contrario, Cuitláhuac García está operando –y muy fuerte- para ser quien marque la pauta en los procesos electorales que habrá de vivir Veracruz.
El gobernador le apuesta a la eficacia de sus tres más cercanos operadores en los temas políticos: el líder del Congreso, Juan Javier Gómez Cazarín; el secretario de Gobierno, Éric Cisneros, y el secretario de Educación, Zenyazen Escobar.
En ellos tres recarga Cuitláhuac García las definiciones en materia electoral y en todos ellos confía ciegamente, pues en múltiples ocasiones le han demostrado su eficiencia y su absoluta lealtad.
Sí, pero la lealtad es con el gobernador, no entre ellos.
Cada vez son más evidentes las diferencias entre estos tres personajes (los que, además, son considerados como “las cartas” del gobernador rumbo al 2024) y ante la falta de claridad desde Palacio de Gobierno, los aspirantes a contender con las siglas de Morena reciben todos los días mensajes cruzados. Un día les sugieren que se acerquen al Congreso, otro que vayan a Palacio, y al día siguiente que se entrevisten con el titular de Educación.
Para agudizar aún más la confusión, se incorpora un factor adicional: la operación del representante del gobierno federal en Veracruz, el superdelegado Manuel Huerta, quien tiene su propia agenda, y aunque se sugiere que sólo estaría participando en la definición de las candidaturas al Congreso federal, lo cierto es que todos los días recibe visitas, llamadas y mensajes de figuras que se interesan por alcaldías o espacios en el Congreso local.
Como en este mismo espacio se ha anticipado, la definición de la dirigencia nacional de Morena habrá de marcar la pauta en las elecciones estatales, pero para cuando eso suceda, el gobernador pretende tener ya su lista de candidatos y la operación montada para hacerlos ganar.
Lo puede lograr, siempre y cuando sus operadores dejen a un lado sus rencillas y se concentren en hacer la tarea que les fue encomendada.
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Epílogo.
El gobernador Cuitláhuac García Jiménez reveló que se han detectado más de 500 “aviadores” en “un área de Educación” (aunque no quiso decir cuál) y que ya se está en proceso de investigación. *** “Me voy a ahorrar todavía el nombre porque es un problema grave, el problema es que sí hay gente trabajando que sí esta defendiendo su trabajo y que está prestando el servicio, pero se aprovechó para colocar a otros que no están más que en la grilla sindical”, dijo el gobernador. *** Aquí le podemos dar el dato que el mandatario estatal no quiso aportar: Se trata del Colegio de Bachilleres de Veracruz, cuya dirigente sindical –la diputada “priista” Érika Ayala- ha hecho todo lo que le piden para evitar que estalle el escándalo. *** Por otra parte, el gobernador Cuitláhuac García decidió hacer eco de las palabras del Presidente Andrés Manuel López Obrador y señaló que los Fideicomisos (tanto federales como estatales) eran mecanismos de corrupción. No dio ni un solo ejemplo para respaldar sus acusaciones, no hay denuncias penales en contra de quienes operaron esos mecanismos financieros. Sólo soltó el infundio para justificar la absurda decisión de desaparecerlos.
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