En desaforado afán por construir su circunstancia para lo que ya se ve venir en lo futuro inmediato, la salida de Cuitláhuac García, y ungirse como gobernador, destruye todo lo que ve a su paso, bueno o malo y atiende consignas de su patrona Rocio Nahle con quien se entiende en el tema de los negocios y el arrebato político.
Como chivo en cristalería Eric Cisneros no mide género ni circunstancia.
Atropella y se le va encima a cualquiera que no piense como él, olvidando que su chamba no es pensar, solo instrumentar consignas.
Ayer el voluminoso funcionario le echó encima su camioneta blindada a las mujeres de los Colectivos que le exigían diálogo en Ixtaczoquitlán y anteayer insultó al dirigente nacional del PRD, Jesús Zambrano por atreverse a denunciar las amenazan a ediles “a quienes les advierte auditorías y aplica agresiones policiacas de la SSP por no plegarse al mandato de Morena”.
“Se ve que Zambrano no conoce Veracruz”, le espetó Cisneros como si la geografía veracruzana le fuera propia… es más, como si el agresor fuera veracruzano.
Este amigo, considerado el troglodita de la política, no sabe de institucionalidad, de diálogo, menos de negociaciones políticas. Es un convencido que la mano de hierro es la fórmula.
Ejemplos sobran:
Semanas atrás amenazó Bertha Malpica, directora del periódico “El Dictamen”. Antes sumó fechorías al confrontarse con la iglesia. Y muy presente se tienen sus abusos de poder ante pobladores del sur del estado al pretender instalar basureros al aire libre por sus huevos, sin respetar el medio ambiente, ni la inconformidad popular, solo hacer negocios.
Eric Cisneros ha hecho del poder un placer personal.
Pone e impone personal de alta jerarquía –solo mujeres dóciles y atractivas dispuestas a integrarse a su harem- en las más importantes responsabilidades de la administración pública estatal sin descuidar el bisne.
Presidentes municipales han hecho público que pide “moches” a cada entrega de participaciones federales y la burocracia misma –la de la propia Secretaría de Gobierno- se queja de que solo se les entrega una parte de su salario, ya que la otra entra directamente al bolsillo de este personaje de singular figura.
A este no veracruzano siempre se le recordará como el mejor ejemplo de lo que no se debe hacer en política.
Traído de Baja California, de donde nunca debió haber salido, solo ha servido para llenar de enojo más que a la clase política y a todo un pueblo que fincó sus esperanzas en el Peje, quien nos dejó a su “Juanito” y su cuidador, Eric.
Cisneros será recordado cuando la alternancia tome carta de naturalización en las próximas elecciones y la ciudadanía corrija errores históricos que dieron pie a abusos como el que en el día a día presenciamos en Veracruz.
Tiempo al tiempo.
*Premio Nacional de Periodismo |