Con lo anterior, de concretarse una coalición armónica cumpliendo de primera mano con los valores y principios del partido mayoritario, el proyecto de la cuarta transformación tiene amplias posibilidades de seguir afianzándose en la entidad con la suma de liderazgos que fortalezcan directamente a la “4T” en las urnas.
En la búsqueda de triunfos, las dirigencias nacionales y estatales se encuentran negociando un pacto general, en la urgente necesidad de ganar más de 100 alcaldías, la mayoría del Congreso Local y el mayor número de Diputaciones Federales.
Y es para el altiplano el estado de Veracruz es sumamente importante, y bajo este tenor desde la oficina presidencial, y con la operación del ex gobernador de Chiapas, Manuel Velasco, se sigue estudiando una unificación de fuerzas y voluntades. Y más aún con el escenario de un bloque opositor conformado entre el PRI, PAN y PRD, que no será enemigo pequeño.
Es cierto, una unificación entre MORENA y el Verde pudiera resultar como el agua y el aceite para muchos.
La neta.
Sin embargo, en la expectativa de un cambio de fondo, el fin puede justificar cualquier medio, además de que luego de los descalabros en Coahuila e Hidalgo, sería un enorme error confiarse y pecar de soberbios en la antesala de un complicado proceso electivo.
Los MORENOS en Veracruz necesariamente tendrán que robustecerse, ceder y pactar, y entender que en política siempre son necesarios los acuerdos y la cabeza fría.
Por lo pronto y mientras en el partido en el poder ven todavía cómo será la designación de su dirigencia, los del Verde ya andan caminando en todo el territorio veracruzano estando en posibilidades de presentar a sus mejores cuadros y estructura a favor de un MORENA que aún con todo el poderío que representa, hoy más que nunca necesitan de aliados, y por todos lados.
Ya veremos qué es lo que pasa.
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