Lo declarado este lunes por el Gobernador Miguel Ángel Yunes Linares más allá de la certeza de un problema claro y una solución precisa, denota incertidumbre. Parecieran gritos desesperados que exigen comprensión y apoyo de algún sector de la sociedad, etéreo, imposible de definir por no haber un señalamiento claro. El salir a los medios en cadena estatal a decretar “Emergencia Financiera”, así sin vaselina, sin explicarla ni decir de quién o de dónde espera el apoyo, denota también que no se conoce con precisión el problema.
En finanzas hay dos términos básicos: liquidez y solvencia. El primero es un problema de flujo de efectivo que estructuralmente es posible resolver en el corto plazo. El siguiente problema, al que se puede de no resolver lo primero, es la solvencia, que implica ya una necesidad de urgente solución; o se es rescatado o se quiebra. Entrarían aquí soluciones drásticas más allá de la inyección líquida de dinero. Pareciera que a esa “solvencia” es a lo que se refirió el gobernador al declarar a Veracruz en Emergencia Financiera, y digo pareciera porque ni él lo explicó, ni parece haber consenso entre los analistas económicos y financieros para entender qué quiso decir con ello.
Sin embargo, Yunes Linares se cuidó muy bien de declarar a Veracruz en Insolvencia Financiera, como también se ha cuidado de declarar al Estado en “Quiebra”. Lo han abismado, eso sí. Han advertido tanto él como Clementina Guerrero, la Secretaria de Finanzas, que si Veracruz fuera una empresa estaría en “quiebra”, pero una cosa es comentarlo desde el punto de vista político y otra muy distinta decretarlo oficialmente. ¿Por qué no declarar al Estado en quiebra? Para empezar porque realmente no debe estarlo, y para seguir porque conlleva demasiados riesgos y responsabilidades hacerlo. Hay que recordar que los países y los gobiernos convencionalmente no quebraban, siempre se buscaban soluciones, hasta que Argentina lo hizo y se declaró en quiebra.
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Si cae Veracruz, caerían otros estados cual efecto dominó. Entonces, ¿A qué nos enfrentamos? ¿Nos enfrentamos a fórmulas políticas y declaraciones estridentes ante un problema Coyuntural o a estridencia ante un problema Estructural? Si el tema Veracruz fuera de Coyuntura, bastaría con inyección líquida, que vayan a la cárcel los corruptos y que devuelvan lo robado, y ¡Pum! Se acabó el problema. Pero así como lo planteó Miguel Ángel ya no se trata de un simple asunto de contadores, ni siquiera de recortes de personal o ajustes al presupuesto anual, ¡Vaya! Ni siquiera parece un problema únicamente financiero, sino que es un problema de raíz que va desde la productividad misma del aparato administrativo de gobierno y de entorno económico del Estado.
Ante un problema estructural así, que no tiene a Veracruz al borde de la parálisis financiera, ya no basta con poner orden al interior, y eso parece estar más que claro o así lo ha dejado establecido el Gobernador. La pregunta es si realmente están planeando en concordancia o aún no tienen ni idea de por dónde entrarle. El Proyecto de Presupuesto del Estado 2017 fue presentado por el Gobierno anterior, esa es una verdad de perogrullo, pero quien lo entregó al Congreso fue la propia Secretaria de Finanzas de Yunes Linares, Clementina Guerrero… y lo que es peor, quienes deban apoyar a Veracruz, léase la Federación o la mismísima sociedad veracruzana, querrán conocer a fondo el Plan Veracruzano de Desarrollo, ya que si su diagnóstico no contempla con precisión lo dicho por el Gobernador y está rebasado, y se tendría que rehacer su ruta crítica y estrategia. No solo el Prepuesto de Egresos 2017 debería ser revisado por el Congreso, el propio PVD 2016-2018 debería ser reestructurado, pues sería inviable encaminar las acciones del Estado basados en una premisa financiera incuestionablemente “más allá de lo imaginable”.
Si ya se sentaron y advierten que todo es peor de lo que se imaginaron… deberán reorganizarse y reformular sus planteamientos de origen, pues hablar de Emergencia Financiera lo obliga.
No hacerlo sería irresponsable. |
