Los sabios bebedores de café regresaron a las mesas políticas después de algunos días de descanso y una vez que el agua les permitió salir a pasear la polilla. En las mesas, esta vez no hubo quejas, sólo una extraña sensación por recordar todas aquellas veces que se suspenden clases por el temporal y sencillamente el Sol brilla en todo su esplendor. En esas ocasiones es tan común y tan fácil quejarse de las “desafortunadas” decisiones de las autoridades de Protección Civil, que hoy, tras el conteo de muertos, hacen reflexionar el por qué se suspenden las clases cuando algún meteoro amenaza al Estado. Y es cierto, no hay forma de predecir dónde habrá un deslave, qué río se desbordará, ni mucho menos qué escuela se inundará o qué camino comunidad quedará incomunicada. Desafortunadamente estas decisiones sólo se aprecian cuando fallan, pues cuando se acierta pasan de noche. Canillazos para los sabios bebedores de café que también en algún momento han criticado la decisión de suspender clases. |