Cuanta razón tiene el juez federal brasileño Sergio Moro al decir que “si Odebrecht adoptó un modelo de pago de ventajas indebidas en sus negocios en el extranjero -llámese sobornos-, es muy probable que multinacionales de otros países y empresas locales hayan hecho lo mismo”.
Odebrecht fue una empresa descuidada y se topó con autoridades dispuestas a enfrentar la corrupción, pero ese modelo no solo debe ser común a nivel internacional, sino también a nivel local.
Por ejemplo, el caso de las empresas fantasma que se hicieron famosas en el sexenio pasado en Veracruz, debió -o debe ser- un modo común de gobernadores y alcaldes para saquear las arcas públicas; solo que, a Duarte -con la bola de inexpertos a su alrededor- le cayeron en la maroma.
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