Tal y como se esperaba, varios delegados federales dejarán sus cargos para ir en busca de quimeras o cargos de elección popular.
La primera en dar el paso fue la polémica delegada de la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas (CDI) en Veracruz, Iraís Maritza Morales Juárez, en cuya delegación de inmediato llega Alicia González Cerecedo -para que no digan que no tratan bien a la gente de Héctor Yunes-.
Otro que ya se fue y quizá no por cuestiones electorales, fue el norteño que dirigía DICONSA, Humberto Pérez Pardavé, cuyo relevo llegará a Veracruz antes del uno de febrero igual que las demás vacantes delegaciones federales como la de la SEP a la que podría llegar Ricardo Olivares Pineda, si es que Otto Granados aún se acuerda de él.
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