Entre las muchas cosas que tendrá que poner en orden cuando sea Presidente Andrés Manuel López Obrador, está revisar precios, tarifas, gramajes, pesas y medidas.
El INEGI, cómplice del desorden, mide la inflación según el aumento nominal de los precios, pero pasa por alto que los contenidos que se ofrecen a los consumidores cada día se reducen; lo que produce una inflación real brutal.
Las tarifas en las casetas de peaje, por ejemplo, las suben impunemente dos veces por año.
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Al menos en las casetas del Circuito Exterior Mexiquense -se denuncia hoy en medios nacionales- está por entrar el segundo aumento del año.
El gas, según la Comisión Reguladora de Energía (CRE), de julio del 2017 a julio del 2018 aumentó su precio de 8.45 a 10.27 pesos por kilo.
La liberación de precios en el actual gobierno de Peña Nieto ha traído consecuencias brutales para la economía familiar. Gas y gasolinas no se rigen al juego de la oferta y la demanda, sino a prácticas monopólicas ejercidas desde la cumbre de asociaciones de gaseros y gasolineros. Indiscriminadas concesiones que abrieron las puertas de par en par al saqueo hormiga de los ingresos familiares. |