El atolito con el dedo para entretener a la clientela mediática que el gobernador electo de Veracruz, Cuitláhuac García Jiménez, distribuye a placer, no solo se justifica sino que se aplaude por estratégico.
No quiere cuestionamientos antes de tiempo (como le sucede a diario a Andrés Manuel López Obrador), Cuitláhuac prefiere que sus ‘tamalitos’ sigan bien envueltos un tiempo… y si es posible, hasta diciembre.
El desgaste de AMLO por defender algunas de sus incomprensibles propuestas y nombramientos como los de Manuel Bartlett en la CFE y de Germán Martínez en el IMSS, era no solo innecesario sino hasta evitable.
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