De las entrañas del viejo edificio del PRI en Insurgentes Norte en la CDMX, se sabe que el despacho principal que ocupa la salinista Claudia Ruiz Massieu es un hervidero de pasiones.
En pleno periodo de transición se ha desatado una encarnizada lucha entre políticos y tecnócratas encabezados por las vacas sagradas Itamitas, que por lo pronto han dejado un saldo negativo para los primeros con las renuncias de Rubén Moreira, Felipe Enríquez y Carolina Viggiano.
El grupo ‘reformador’, así le llaman, del Grupo Atlacomulco, encabezado por Enrique Peña Nieto, Aurelio Nuño y Luis Videgaray, buscan no solo cambiarle de nombre y esencia al Partido, sino seguir partiendo el pastel.
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Los enterados de las entrañas del PRI en el Altiplano nos confían que por el lado de los políticos lucharán a tres caídas sin límite de tiempo liderados por Emilio Gamboa Patrón, y por los Itamitas, el gobernador del Estado de Campeche Alejandro Moreno o en su caso el del Estado de México Alfredo del Mazo.
En esta tesitura por primera vez en la historia del PRI podrían estar en la antesala de una verdadera lucha de fuerzas que los lleve finalmente a medir fuerzas en una consulta a las bases y dejar atrás las dañinas candidaturas de unidad.
Horas definitorias que habrán de marcar el destino de lo que queda del PRI.
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