Se ha desatado, comentan los sabios bebedores de café, una especie de salvaje canibalismo político. Es el caso de los feroces ataques contra el tuxpeño Ángel Álvaro Peña.
Apenas se dio a conocer que éste fue invitado por Cuitláhuac para fungir como su representante personal en un evento en la CDMX, y en redes y algunas columnas políticas los descalificativos le brincaron.
Lo curioso es muchos apuntan a la autoría intelectual del exdiputado federal Alberto Silva Ramos.
Ángel Álvaro Peña siempre ha sido un político institucional y de resultados por lo que se duda que vaya a reaccionar de la misma manera. Hay de caníbales a caníbales.
La pregunta es, ¿Esperaba Beto Silva que Cuitláhuac lo invitara al gabinete después del papelón que hizo como funcionario duartista y diputado federal? ¡Solo él y su conciencia conocen la respuesta! Pero de que fue capaz de armar toda una rabiosa campañita de desprestigio en contra de su paisano, pocos lo dudan. Canillazos para Don Alberto, pues de ser cierto lo que dicen, se los ganó a pulso. ¡No se vale!
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