Tal controversia, renga en sus quehaceres en muchos países, en México parece llevar a la definición de dos republicas: la República presupuestal y la República económica.
La primera, la de los recursos públicos, en manos del gobierno y de las ahora famélicas burocracias, busca crear su propio ámbito existencial para asistir a un país lleno de miseria y de injusticia.
La segunda, la de los oligopolios, en manos del gran capital, conviene y espera seguir gobernando desde un mercado administrado complacientemente desde el estado. Con las conductas públicas, consideradas políticamente correctas, se pretende que ambas republicas cohabiten civilizada y ordenadamente.
En tanto, desde el gran capital se prepara al mercado a qué blande sus armas financieras contra cualquier intento de que el estado se arrogue el derecho de actuar en bien del interés general.
El hacer para ser, arte de la política, implica sabiduría, talento, experiencia, tolerancia, firmeza y realización, virtudes de las que el mundo parece estar hueco y Mexico también.
Los desenlaces políticos de la cerrazón y la ingenuida terminan casi siempre en la confrontación y en un mayor costo social del que se espera solventar.
Son tiempos de tempestades en otros lares y en los propios igual que amenazan el arribo al puerto seguro prometido.
Ya veremos. |