Poco importó la explicación del gobernador Cuitláhuac al respecto, quien dijo que su salida obedeció a asuntos personales; de todos modos vaciaron toda su imaginación hacia sesgadas causas de innoble mención. Claro, tampoco tienen la culpa del todo los que imaginaron cosas que no son, porque también es costumbre gubernamental (anterior y actual) el tapar las salidas por deshonrosas que sean, con el clásico y consabido "por motivos personales".
Quizá a pocos les pareció normal que Rebeca Quintanar Barceló haya solicitado permiso para dejar el cargo -permiso solicitado que al final quedó en renuncia-, ni que el gobernador haya tenido que nombrar de improviso a Georgina Beatriz Víctor como encargada del despacho -quien para más señas trabajó codo con codo con la hoy ex titular-. La salida de Rebeca no fue planeada desde Palacio ni había motivos para un relevo, de ser así, quizá en lugar de una encargada de despacho hubieran presentado al sustituto o sustituta.
Vale, que se vive hoy una cruenta lucha por el poder, pero hay de casos a casos y aquí lo único que se le desea a la señora Rebeca Quintanar Barceló es que su cercano familiar salga avante de la pandemia y que sepa que hay veracruzanos que agradecen su limpia y eficiente gestión al frente del DIF. |