El primero de estos cambios consiste en la identificación de casos sospechosos para ser candidato a prueba del COVID-19.
Será caso sospechoso cualquier persona de cualquier edad que en los últimos siete días haya presentado dos de los siguientes síntomas y signos: tos, fiebre o cefalea (dolor de cabeza intenso y persistente), acompañado de al menos uno de estos signos: dificultad para respirar, hinchazón en articulaciones con dificultad de movimiento, dolor muscular, ardor de garganta, rinorrea, conjuntivitis y dolor de tórax.
Esto significa que si usted tuvo en los últimos siete días dolor de cabeza y tos, acompañado de ardor de garganta, es candidato a hacerse la prueba por COVID-19.
Un caso confirmado será aquella persona que cumpla con la anterior definición de casos sospechoso y que cuenta con diagnóstico confirmado por la Red Nacional de Laboratorios de Salud Pública, reconocidos por el Instituto de Diagnóstico y Referencia Epidemiológicos (InDRE).
Muestras para vigilancia de la epidemia
El segundo cambio fue con relación a los porcentajes de muestreo para vigilar la pandemia por COVID-19.
Esto quiere decir que se tiene un 10 por ciento de casos sospechosos con síntomas leves, podrán ser comparados con muestras de pacientes que no han requerido hospitalización.
Si se tiene un 100 por ciento de casos sospechosos con síntomas graves, con dificultad para respirar, se compararán con muestras de pacientes graves con COVID-19 que cumplan con la definición de infección respiratoria aguda grave.
Vigilancia epidemiológica
Ahora las 475 unidades que sirven al sistema de monitoreo para la influenza podrán analizar al 100 por ciento los casos sospechosos por COVID-19 graves, y estos pruebas podrán confirmarse en el laboratorio a nivel local validado por el InDRE.
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