Fueron muchas gotas las que derramaron el vaso.
¡Ya pagamos!.. ¡Nada se debe a los empresarios!.. ¡Ya se inauguró el túnel sumergido de Coatzacoalcos!.. ¡Vamos a regalarles estadios y el velódromo a los viejitos!.. ¡La UV nos debe!.. ¡Vamos a abrir y salvar los ingenios azucareros quebrados!..
Tanta corruptela, tantas promesas, tantos compromisos sin cumplir y tanto engaño dieron lugar al desgarre social, a la irritación ciudadana, al desprecio y odio hacia nuestros gobernantes.
Puros sueños de opio.
A Ramón Ferrari Pardiño lo conocí hace 30 años.
Con la llegada de Fernando Gutiérrez Barrios no había más consentidos que él y Dante. Ramón en lo particular era terriblemente ingenioso, brutalmente chistoso; extraordinario anfitrión –al igual que su señor padre- y con una habilidad política para meterse a los hombres de poder que daba envidia.
Pero el poder cambia a los hombres.
Todavía muchos recordamos durante la campaña del PRI, la de 1986, esa cabalgata de centenares de jinetes por la principal de Boca del Río. Impresionante por dos razones: porque nunca la esperaba esa tarde calurosa el candidato priista Fernando Gutiérrez Barrios y porque en Boca no hay un solo caballo que distinga al municipio.
Pero Ramón, Ramoncito pa´los cuates, llevó chorromil cuadrúpedos y conquistó de una vez y para siempre el corazón del jefe. Lo hizo alcalde, fue diputado, también lo llevó a Gobernación, atendía asuntos privadísimos del jefe y lo llenó de dinero.
Pero el poder terminó por marearlo.
Ramón se convirtió en un político transexenal. Siempre en posiciones de privilegio, siempre con ese chance de meter a los primos y a su hijo en altísimos cargo; vaya lo hizo secretario de Finanzas con Fidel.
A su pequeño Antonio Ferrari Cazarín, cuando llegó a la titularidad de las finanzas estatales le preguntaron qué había sido antes, a lo que respondió “¡Era un niño!”.
De ese tamaño era el poder del cacique consentido. Para muchos el bufón de Miguel Alemán, para otros, cocinero de mariscos para la elite priista y para los menos un dentista fracasado ya que esa fue su profesión que nunca ejerció.
Ese mismo, se le metió hasta el tuétano a Dante, con Chirinos la jugo dignamente, con Alemán fue cardenal, con Fidel se echó dos que tres rounds, pero nunca lo quitó de la nómina y con Javier Duarte hubo desencuentros, pero al final le pagó… y bien.
Así, cansado de tanto poder llega a este tramo hecho un costal de mañas.
Se convierte en uno de ellos, igual de mentiroso. Llena de promesas a los miserables y los tiene día y noche fuera de su despacho con el “¡Ya merito les damos su dinero, eh!”
Ramón Ferrari, el bembón descalzo ya hasta perdió el color. Como Porfirio Díaz quedó blanco de la piel acompañado de su rizada cabellera cana.
Y lo que todo era simpatía se convirtió en coraje de decepción hacia quienes creyeron en él.
Siete días de la semana tiene tomadas sus oficinas. Míseros hombres del campo reclaman pago justo a proyectos productivos que les fueron aprobados.
Ya mismo, en horas de la mañana de éste miércoles campesinos de Martínez de la Torre y Atzalán tomaron las oficinas de la Secretaría de Desarrollo Agropecuario, Rural y Pesca (Sedarpa) para exigir, sin pretextos, que se les paguen los 17 proyectos productivos que les fueron aprobados, por un monto de 2.5 millones de pesos, los cuales llevan más de 15 meses esperando.
“Lo que más nos enoja”, dice, Emilio Rivera del Valle, dirigente estatal de esta organización, “es que hasta fotos nos tomaron cuando entregamos la documentación y Ramón Ferrari Pardiño, titular de la Sedarpa, nos dijo que ‘en tres días’ nos iban a llegar los recursos”, y así se la ha llevado, diciéndonos que “ahora sí les pagamos en tres días”.
Eso también hicieron a los de Martínez de la Torre.
Mientras a la Coordinadora Obrero-Campesina (COCEM) también se la hizo ese tremendo funcionario. Hace un año demandan el pago inmediato de 4.7 millones de pesos que amparan 35 proyectos productivos que les deben y nomás no les pagan.
Afirman que Ferrari Pardiño hizo que los integrantes de la COCEM abrieran una cuenta bancaria prometiéndoles que “ahí les vamos a depositar el dinero”, que nunca ha llegado.
Pescadores, productores de café, cañeros, jornaleros agrícolas y gente pobre del campo han viajado desde los municipios de Chicontepec, Benito Juárez, Tantoyuca y Huayacocotla y al igual que los integrantes de Mocamver advierten que “no vamos a irnos a nuestros municipios con las manos vacías, queremos hablar con el secretario, y venimos dispuestos a estar los días que sean necesarios”.
Y ni hablar, si no hay dinero pues, qué se hace pensaríamos usted y yo, pero cuando se sabe que el dinero fue etiquetado para fines específicos y fue desviado, cuando se tiene conocimiento de que la federación ha apoyado al campo con miles de millones de pesos y cuando a vistas observas a los funcionarios con esos lujos y riquezas desmedidas no tienes más que actuar como los están haciendo los ejidatarios, tomando las oficinas y reclamando pagos.
Eso como primer paso. La gente anda irritada, como queriendo echar mano de los fierros.
Ramón Ferrari fue un luchador social.
Siempre –al menos hace 30 años- estuvo al lado de los pobres. El mismo fue muy pobre… Pero la riqueza cambia y como decía don Fernando marea a los inteligentes y enloquece a los pendejos.
Tiempo al tiempo.
*Premio Nacional de Periodismo |