Antonio Gómez Pelegrín, Titular de SEFIPLAN, del que aquí se han señalado desaciertos notables como el caso del pendiente que no ha podido resolver con la Universidad Veracruzana, tuvo una muy buena este viernes. Este otro caso, por demás sensible e importante, es necesario reconocerlo y sacarlo a la luz pública, porque se vale también que cuando las autoridades hacen algo bien, se les dé el crédito necesario.
Como seguramente Usted estuvo enterado, el jueves y viernes de la semana pasada, el edificio de Finanzas estuvo tomado debido a un problema interno con empleados de la Subsecretaría de Ingresos. Alrededor de dicho movimiento no hay evidencias de que haya sido planeado para causar la desestabilización política del Estado de Veracruz, como muchos pudieron pensar, e incluso las mismas autoridades de SEFIPLAN consideraron una mera coincidencia que el reclamo se haya empatado con los tiempos electorales.
La toma del edificio de Finanzas se agravó porque se dio, no en el día del pago, pero sí en el día en que estos se deben preparar… y con el edificio tomado, cerrado e inutilizado ¿Qué hacer? La angustia crecía no solo entre los funcionarios de gobierno sino entre toda la clase trabajadora del Gobierno del Estado que veía que el pago de su quincena corría riesgo. Horas de incertidumbre. Los expertos en las transferencias electrónicas sólo movían y se rascaban la cabeza. ¡No encontraban solución a cómo pagar! Era como si les hubieran cortado la energía eléctrica. En los tiempos de la modernidad si no se pueden operar los sistemas electrónicos el hombre está muerto o desarmado. ¿Cómo preparar los pagos de los maestros, pensionados, universitarios, empleados de todas las oficinas de gobierno locales y foráneas? ¿Cómo transferir a la Federación los pari passus pendientes a los que ese día, precisamente, culminaban los plazos para hacer los traspasos?
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Es sabido -por lo confidencial que deben ser- que no está permitido usar los sistemas financieros y electrónicos de esta dependencia, vía remota. Es decir, si el edificio estaba tomado, no era posible entrar y realizar los pagos. Se preveía la ¡Tragedia total!
Afortunadamente y a punto de concretarse la “tragedia”, las neuronas del Jefe mayor de Finanzas salieron a relucir y lanzó una simple pregunta que abrió los cielos: ¿Cómo le hacíamos antes? ¡Sí! Antes de tanto avance electrónico ¿Cómo le hacíamos?
Y sí, así como se hacía antes, Antonio Gómez Pelegrín se dispuso a dirigir la operación con lo que, al final del día, salvaron la situación.
Tal vez sea válido pensar que por la edad, Gómez Pelegrín no sea muy ducho para operar directamente la tecnología electrónica moderna, pero los métodos son los mismos. La operación pudiera pensarse que era obvia, fácil e infantil, pero no, ir de banco en banco con poderes en mano para “negociar” con los gerentes bancarios requirió coordinación, prontitud y decisión. Arnulfo García Fragoso, el Tesorero que en esto de la versatilidad también es bueno, le siguió al pie de la letra sus instrucciones. Se tuvo que ir personalmente con listas y claves de nómina en mano a ingresar todo paso a paso. Así que si electrónicamente no se pudo operar, con inteligencia y buenas artes Pelegrín movió y dirigió a su gente para hacer los pasos “a la antigüita”… y al final a nadie le hizo falta su pago.
¿Se imagina lo que hubiera pasado si el día de pagos, hubieran ido los empleados y trabajadores del gobierno a los cajeros automáticos y las tarjetas hubieran estado vacías? ¿Se imagina el que se hubieran perdido recursos federales para el campo y la pesca y otros programas sociales, porque no se hubieran podido realizar las transferencias electrónicas?
Pelegrín se sacó un 10 con esa operación, aunque esa misma calificación no se pueda llevar con el enfrentamiento y la forma de dirimir el problema laboral, seguramente mal asesorado por su Subsecretario Arturo Jaramillo. En fin, no se puede todo, pero el Secretario en ese tema demostró habilidad frente a los contratiempos. Gracias a esa actuación, a la antigua, la bomba no estalló.
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