Hace rato que una de las vertientes de su comunicación oficial, directa e indirecta, se obstina en sembrar petardos en contra de los dos partidos de la oposición que podrían poner los mayores argumentos en contra de la elección de su hijo Miguel Ángel Yunes Márquez, su anhelado sucesor imperial.
Me refiero al PRI, por supuesto, que podría tener un buen arrastre con Pepe Yunes, apoyado con el candidato presidencial priista Pepe Meade, pero sobre todo, a Morena, cuyos dirigentes nacionales y estatales han sido objetos de una obstinada metralla política.
El miedo no anda en burro
Por supuesto que Yunes Linares ha dejado ver su miedo porque ambas fuerzas opositoras quiebren sus aspiraciones familiares sucesorias. Pese a que solo ganó 17 alcaldías (si bien la de Emiliano Zapata trata de tirársela en tribunales), Morena tiene tres de las ciudades más importantes en número de votantes, por lo que el gobierno estatal ha tratado denodadamente de derribar la imagen de sus alcaldes electos antes de que tomen protesta, para arrebatarle los electores.
En Xalapa va a estar más que difícil que lo logre; en Coatzacoalcos, para desgracia de sus habitantes, las acciones en materia de seguridad han sido un rotundo fracaso y por ello trata de ganar adeptos con acciones de infraestructura como el inicio de la reconstrucción de la autopista Coatzacoalcos-Minatitlán, una obra federal por cierto, y antes lo hizo con la supuesta conclusión del Túnel Sumergido, una verdadera faramalla mediática porque ahora le toca a la SCT realmente concluir el proyecto.
En efecto, pese a que en abril fue inaugurada por el gobernador Miguel Ángel Yunes Linares, le falta la conexión hacia los complejos petroquímicos, cuyo proyecto ejecutivo lo está realizando la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT).
En respuesta a una petición de información presentada por Armando Ramos, corresponsal de la agencia AVC en el sur de la entidad, la dependencia federal respondió que el proyecto tiene un alto grado de complejidad derivado de las medidas a considerar para proteger el medio ambiente, dada la existencia de un cuerpo de agua que existe en la zona; “sin embargo, sí se tiene contemplado realizar la salida hacia el boulevard Morelos en un futuro próximo”.
Con el PRI ha tratado de desviar la atención de los problemas de seguridad soltando entre sus cómplices en la prensa supuestos vínculos de dirigentes priistas, en especial Renato Alarcón Guevara, presidente estatal, con organizaciones criminales. La última fue vincular al exdelegado del ISSSTE con el jocosamente denominado Cartel de las Despensas, responsable según una vertiginosa investigación de la Fiscalía, al asesinato del alcalde de Ixhuatlán de Madero, Víctor Manuel Espinoza Tolentino, su esposa y tres personas más, en La Haciendita, municipio de Banderilla, autoridad a quien señaló de andar comprando cosas robadas para repartir en sus comunidades. Para lograr su propósito propagandístico (que no ministerial), se dieron a conocer supuestas conversaciones por WhatsApp entre uno de los delincuentes y el líder priista, a sabiendas de que no tenían fuerza probatoria.
El mayor encono del choleño, sin embargo, es con Morena. Este martes, en Minatitlán, dijo que los alcaldes electos de Morena en Minatitlán y Coatzacoalcos eran conflictivos y títeres, y escupió para arriba: “Ellos se dedican a otra cosa, a la ruptura, el conflicto, es a lo que se dedican. Nosotros nos dedicamos a trabajar”, molesto porque ninguno de los dos acudió a la reunión sobre seguridad el lunes y tampoco fueron a hacerle el caldo gordo con su banderazo a una obra que no realiza su gobierno sino que la emprende el gobierno federal.
Y les recriminó por algo que él mismo realiza abiertamente con los diputados locales del PAN y el PRD, con los alcaldes electos de la alianza gobernante y con sus funcionarios públicos, todos los cuales no tienen permiso ni de hacer declaraciones:
“Me parece muy lamentable que, teniendo un compromiso en materia de seguridad pública, simplemente porque se los ordenan, porque no les permiten siquiera que ellos tomen sus propias decisiones, les ordenan no acudir a las reuniones. Es una vergüenza que alguien que tiene una representación popular reciba instrucciones como si fuera un títere, eso no puede ser, ustedes saben de quién reciben instrucciones, ahí nada más manda uno, no hay democracia”.
La seguridad pública, a capricho
A Miguel Ángel Yunes Linares se le ve molesto. Varios alcaldes en funciones y electos no acudieron a la reunión a la que los había convocado el lunes en Antón Lizardo, algo que ya sabía porque se habían disculpado de asistir por compromisos adquiridos antes y se les había negado la posibilidad de mandar a sus representantes.
¿Cuál fue su enfurecida reacción durante la conferencia de prensa? No solo enumerar a los faltistas sino tomar la decisión de evadir su responsabilidad de velar por la seguridad pública en esos municipios, sin tomar en cuenta a la población. Y lo dijo claro: se analizará la posibilidad de entregar la seguridad pública a los alcaldes en funciones y electos que no asistieron a la reunión a la que se les convocó con la finalidad de que asuman sus compromisos como autoridad. Y por si existía alguna duda, reforzó:
“Si ellos no acuden a las reuniones a las que son convocados para coordinar los esfuerzos de los tres órdenes de gobierno, en esta tarea que es sustantiva, entonces que se hagan cargo directamente de esta responsabilidad; lo que no implica que dejemos de cumplir con nuestro compromiso de apoyar en las tareas que ellos lleven a cabo”.
La respuesta, con guante blanco, la obtuvo del alcalde Américo Zúñiga: “La sociedad reclama seguridad y nosotros como gobierno estamos obligados a cumplir, por ello no vamos a caer en ningún tipo de polémica estéril que pudiera ser aprovechada y buscada por la delincuencia, quienes quieren vernos divididos y a quienes debemos enfrentar con una extraordinaria coordinación de los tres órdenes de gobierno y con acciones puntuales.
“Por eso no queremos caer en provocaciones y buscamos utilizar el instrumento del diálogo, la comunicación y la buena política para retomar este tema y avanzar. Somos más los que queremos una Xalapa segura. La lucha contra el delito nos involucra a todos, no nos vamos a retraer de la responsabilidad que tenemos y aquí estamos dando la cara”.
Una lección de política y conciliación que debiera memorizar un gobernador tan impulsivo y autoritario como el que tenemos… y padecemos.
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