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PEPE YUNES… ¡A RAJARSE A SAN JULIÁN!

De la columna "Figuras y figurones"

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Francisco Licona
2018-04-19  
19:36

De los parteaguas de la política suelen surgir poderosos equipos o grandes divisiones como la que provocó en Veracruz el “pinche poder” de Fidel Herrera Beltrán, que en su afán de darle vida a su plan transexenal 6-12-24 impuso a Javier Duarte como sucesor y se las ingenió para apartar del camino al candidato natural -en ese entonces- Héctor Yunes Landa.


Por si fuera poco, ese “pinche poder” también operó el derrumbe del candidato a senador -en ese entonces- José Francisco Yunes Zorrilla, quien no encajaba en los planes mantener el control político de Veracruz en los próximos 4 sexenios.


Todo hubiera salido conforme al plan 6-12-24, pero las ambiciones personales y el alocamiento de Javier Duarte echaron a perder los planes de Fidel.


Hartos de sentir en el cuello la bota de la plenitud de ese “pinche poder”, las simpatías del priismo local buscaron refugio en Héctor o Pepe Yunes para deslindarse de los ‘Fidelistas’ y ‘Duartistas’, surgiendo así por un lado los ‘Hectoristas’ y por otro los ‘Pepistas’.


Esas dos fuerzas tricolores lograron llegar como fórmula al Senado de la República y al mismo tiempo se convirtieron en dos fuerzas políticas internas en el tricolor.


A la postre, a los Hectoristas y Pepistas les llegó la primera cita en el calendario de sus vidas para buscar e intentar ganar la gubernatura de Veracruz.


Por un lado tenían como escollos a sus propios y confrontados equipos políticos y, por el otro, a los fidelistas y duartistas que desde el Congreso de la Unión ejercían (y siguen ejerciendo) una fuerte presión interna en el PRI local y nacional.


La división estaba presente y el PRI sangraba por dentro, tan profunda y vista era la división que Héctor y Pepe una y otra vez tuvieron que salir a los medios para refrendar una ‘alianza indestructible’, aunque al interior se cocinara a fuego lento una feroz competencia por las ‘supuestas posiciones políticas’ a que ‘tenían derecho’ los ‘hectoristas’ y ‘pepistas’. La sangría continuaba y la grieta se ensanchaba cada día más. 


Llegado el momento para elegir al candidato del PRI a la gubernatura a finales del 2015, Héctor le ganó la partida a Pepe por su fuerte amistad con el líder del CEN del PRI, Manlio Fabio Beltrones.


En diciembre del 2015, se dio una comida en el rancho San Julián a la que asistió la crema y nata priista para recibir al líder nacional Manlio Fabio Beltrones. Todo mundo esperaba que se diera ahí el destape, que hubiera humo blanco pero no se dio ninguna señal en abierto. Sin embargo, tuve la oportunidad de estar presente en exclusiva en el improvisado ‘team back’ que se armó para despedir de mano y abrazos a Manlio Fabio y escuchar de viva voz la forma en que se selló el pacto de San Julián: ‘Es Héctor, felicidades Senador’, dijo Manlio y ese acuerdo lo acataron firmaron de mano los presentes en el grupo: Manlio, Duarte, Héctor Yunes, Pepe Yunes y Alberto Silva.


Al término de la reunión, Pepe -caballeroso como es- nos comentó en corto -a Atticuss Licona, director editorial de Política al Día y al que esto escribe- que la dirigencia del CEN del PRI se inclinaba por Héctor “y yo estoy de acuerdo en que así sea… No me opondré porque antes de los intereses personales están los del Partido y de verdad se lo digo, apoyaré a Héctor con todo mi esfuerzo y solidaridad”. Luego, con el ceño muy serio nos dijo: “Les ruego conserven por el momento esta información”.


También platicamos con Héctor bajo un tupido pinar y aunque negó al principio el acuerdo, no tuvo más que reconocerlo al entender que quien esto escribe lo había escuchado todo al estar presente, y nos pidió, “matícenlo por favor, no queremos herir susceptibilidades”. 


Esa noche, de regreso a Xalapa, Atticuss y yo enfrentamos el difícil dilema de publicar o no publicar ese pacto y ese destape que presenciamos en exclusiva, pues era una información valiosísima: Sí había habido humo blanco, y Héctor era el bueno.


La clase política de Veracruz se desvivía por saber quién sería el candidato del “partidazo”, pero el honor a la palabra empeñada fue superior y cumplimos. Se matizó el artículo, y aunque pusimos todo lo que sucedió con santo y seña, no se especificó a qué senador se había inclinado la decisión.


El resto de la historia muy conocida es. 


Héctor perdió la elección, el PRI fue sacado de Palacio, y Duarte y varios de sus principales colaboradores fueron a dar con sus huesos en la cárcel.


 


Hoy que Pepe es el candidato del PRI a la gubernatura y cuando se necesitaba que el PRI se rearmara, se uniera y se fundiera para -como oposición- tener alguna posibilidad de triunfo, Héctor revivió a aquel cuadro de división que los llevó a la derrota en el 2016.


Con una diferencia, esta vez desde el CEN del PRI le dijeron a Héctor “Es Pepe”, aunque en la ‘planchada’ perdiendo ganó y Héctor se llevó toda la tintorería: delegaciones federales para sus amigos, posiciones políticas de mayoría relativa y plurinominales para él, amigos y familiares, e incluso carteras importantes en el Comité Directivo Estatal de los restos de aquel “partidazo”.


Desde luego que esos ‘triunfos’ de Héctor encendieron los ánimos y le complicaron el esquema de unidad que debía cobijar a Pepe Yunes. 


Hoy, a 11 días de que inicie la campaña, Héctor con su propio equipo coordina la campaña de Meade en Veracruz y, obvio, Pepe Yunes tendrá que armar el suyo. 


Es decir, habrá dos PRI y dos candidatos que impulsar. ¡Qué desperdicio!


Este es el resultado de aquellas decisiones megalómanas de Fidel Herrera que quiso controlar políticamente a Veracruz por 24 años y no le resultó, porque como dice el dicho ‘poco aprieta el que mucho abarca’.


¿Qué le queda a Pepe Yunes? Trabajar con el voto duro del PRI y al mismo tiempo, buscar convencer al 40% de abstencionistas a que salgan a votar, pese a que desconfían de los partidos y de los políticos.


Sabido es que Pepe Yunes es honesto, de palabra y está preparado para gobernar Veracruz.


Cierto, es difícil buscar el voto de los abstencionistas porque no gustan de involucrarse en las cuestiones políticas, pero quizá vean en Pepe una buena alternativa.


Es cuestión de que le intente, pues él sabe muy bien que necesita esa porción extra de votos para dar la pelea y ponerse en posición de ganar.


Pepe Yunes a gusto de los que saben empieza tarde. Según las encuestas, luego de la precampaña y la inter campaña va en el tercer sitio, y si quiere ganar debe estar dispuesto a escribir su propia historia.


No hay de otra señor. No hay de otra Pepe. O le entras con todo… o le entras con todo. Finalmente, ¡A rajarse a San Julián!

 
 
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