Todos asintieron salvo una voz que escurrió: ¿Y los putazos que me pusieron?
- A mano, quedamos empatados y a darle.
Así se cerró el pacto de San Julián, entre risas y abrazos bajo la densa neblina de Normandía. Lo último que dijo Manlio antes de subirse a la camioneta fue “¿Y para eso me hicieron venir hasta acá? Lo hubiéramos resuelto en algún restaurante de la Ciudad de México”.
A dos años de distancia, las luchas de fuerzas y los acuerdos se dan a otro nivel en vísperas de la madre de todas las elecciones en México, y se han escenificado en los últimos meses en las tres últimas cruciales visitas de Peña Nieto a Veracruz.
La primera visita fue a Totalco, Perote, tierra de Pepe Yunes, y causó tanta ansiedad que se hicieron elucubraciones fantásticas. En esa visita hubo “Raspones a presidenciables” y se matizó una medición de fuerzas Yunes vs Peña.
El frío peroteño no se sintió en las risas, abrazos y mensajes de elogios mutuos, pero sí en las indirectas bien directas que ambos se soltaron. Una esgrima entre políticos que saben que en esto nada es personal. La primera caída se escenificó allí, en San Antonio Limón, Totalco. Yunes Linares y Peña Nieto se dieron sus raspones, donde Yunes defendió a Anaya y Peña a Meade, pero el Presidente le raspó la carrocería al Gobernador. El marcador quedó 0-1 favor Peña.
La segunda visita fue muy distinta. En la visita presidencial de marzo a Misantla, Yunes Linares emparejó los cartones y Peña sintió el rigor jarocho.
¡Imagínese! Decenas de “violentos” manifestantes se metieron casi hasta la cocina y se plantaron en las propias narices de Yunes Linares quien mantiene irrestrictas medidas coercitivas contra los que bloquean las vías de comunicación, por lo que a Peña le tocó soplarse los gritos y sombrerazos.
Nadie con dos dedos de frente puede pensar que esos manifestantes llegaron hasta ese lugar sin la venia del que manda en Veracruz.
Si Peña Nieto mantuvo alejado y frío a Yunes Linares en Totalco, en Misantla el Presidente sintió el calor. El marcador se estableció 1-1.
Ahora, en la visita presidencial a Totomoxtle de este lunes 14 de mayo, tanto el Gobernador y como el Presidente se dispensaron verdaderas muestras de afecto. Ya no hubo alusiones a Anaya, ni a Meade, ni frío, ni acarreados, ni gritos ni sombrerazos, hubo solo palabras cálidas aderezadas por el inclemente Sol que a 40º calcinó rencores y cocinó acuerdos.
Ambos hablaron de lo mucho que se necesita la inversión privada, de la confianza que se necesita en el estado de derecho. Los discursos se escurrieron sin la parafernalia antigua y se asentaron dócilmente entre las mentes derretidas de los asistentes.
Yunes apoya a Peña, y Peña fustigó con lo mucho que México necesita un gobierno que dé confianza.
Con los cartones emparejados era momento de salir al unísono a luchar contra otro molino, el más peligroso y temido por ambos. Los enemigos de mis enemigos son mis amigos, y eso lo saben Yunes y Peña quienes habrán tenido tiempo de platicar y acordar que primero van por un objetivo y después podrán seguir su pleito.
Hoy el enemigo político a vencer de ambos es claro y es el mismo, es ese ser que tambaleante recorre todo Veracruz y que para más señas se define como choco-jarocho.
De la moneda de cambio no hay mucho para dónde hacerse. ¡Jamás! Ni en los más guajiros sueños el gobernador cesará en su intención de apoyar a Yunes Márquez (¿Qué no haría Usted por su propio hijo?).
Los acuerdos están tomados. Los guantes están colgados y se cambia de arena.
Con el marcador uno a uno bien podrán decir "estamos todos empatados”. ¿Y de los putazos que se pusieron? ¡Nada! Empatados y a darle.
@atticuss1910
atticusslicona@gmail.com |