En contraste, no podemos dejar de lado que la renuncia de Zavala se da cuando aún faltan dos debates presidenciales. Queda claro que Anaya, Meade y hasta Jaime Rodríguez, buscarán dos cosas en el encuentro de Tijuana: agenciarse la mayor cantidad de votos que tenía la independiente, y lógicamente, golpear al presunto puntero.
Es muy probable que observemos más de un desencuentro entre Meade y Anaya en el debate del domingo. La lógica los llevará a buscar arrebatarse el voto útil que la renuncia de Zavala trajo. Si en Tijuana AMLO sale igual de tibio y dudoso que en el Palacio de Minería, la distancia con el Frente podría recortarse, tomando en cuenta que a partir de hoy tendremos más sufragios indecisos en el aire.
En su última entrega, Roy Campos y Consulta Mitofsky dieron 12 puntos de ventaja a AMLO sobre Anaya, a falta del segundo debate y sin saber que Zavala se retiraba de la contienda. Si bien es cierto los votos no son los suficientes como para modificar el resultado global, deberá gestarse un acomodo estadístico de esos sufragios, pensando también en las plurinominales que cada partido busca llevar al Congreso y al Senado.
Me dice el equipo de Meade que el primer objetivo es detener el descenso que han tenido en las últimas semanas, y después, buscar alcanzar a Anaya, de ahí la importancia que observan en apropiarse de los votos de Zavala, por muy bajo que sea su porcentaje.
De la misma forma, me dice el equipo de Anaya que confían en repetir el éxito del primer debate el próximo domingo. Planean recortarle 4 puntos a AMLO y agenciarse, en los días por venir, la mayoría de los votos que eran de la ex panista.
Zavala abrió un nuevo frente de batalla entre candidatos, y aunque no modifica los resultados estadísticos sustancialmente, en una elección donde cada punto porcentual es valioso, más de uno querrá lanzarse al ruedo hambriento por ellos.
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